Un total de 34 jefes de Estado y gobierno se dieron cita en la ciudad canadiense de Quebec en abril 2001 para reafirmar su compromiso con la creación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
La iniciativa del ALCA nació en 1994, durante la I Cumbre de las Américas en Miami. A partir de entonces, los países del continente, excepto Cuba, se encontraban en un proceso de negociación más bien difícil.
Si el alcalde de Quebec en aquel entonces, Jean-Paul L’Allier, veía la oportunidad de obtener una «extraordinaria visibilidad», su ciudad más bien se convirtió en un campo de batalla entre la policía y los grupos anti-globalización.
Maxim Fortin, quien termina su doctorado en ciencia política, estuvo entre esas personas que irrumpieron en las calles durante las manifestaciones en abril de 2001. Él habla del movimiento de justicia global como del «movimiento de movimientos» para explicar su popularidad en esa época.
«Era un tratado [ALCA] que amenazaba los intereses de varios grupos de trabajadores, grupos étnicos y comunidades en todo el mundo», explica. Según él, el movimiento de justicia global se convirtió así en «el punto de convergencia de muchas luchas.»
El tratado, desarrollado desde 1999, tenía un objetivo muy grande, según el profesor de sociología en la Universidad de Laval, André Drainville. Él da como ejemplo una empresa que podría, de acuerdo con el ALCA, desafiar el monopolio del Estado canadiense en el sistema de salud.
«Se trataba de crear una sociedad que acepte el mercado, que acepte la financiarización de la vida diaria», dice el especialista.
¿Qué pasó con el ALCA?
Las negociaciones del tratado en sí fueron retiradas en 2005. Pero según André Drainville, los objetivos del ALCA están siempre presentes en las relaciones internacionales.
«El ALCA ya no está en la agenda, pero sus esfuerzos de constitución de una sociedad civil que acepte la regulación del mercado, eso continúa,» dijo el profesor.
André Drainville señala, por ejemplo, la reciente firma de la Alianza Trans-Pacífico, un acuerdo que concuerda con ciertos objetivos del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas.
Maxim Fortin constata el mismo fenómeno. El estudiante de doctorado explica que los gobiernos utilizan «nuevas tácticas» de menor importancia que el ALCA, mencionando por ejemplo los acuerdos comerciales bilaterales entre dos países con el comercio de determinados productos.
El movimiento político no tiene el rigor que tenía al inicio de la década de 2000 indica Maxim Fortin.
«Hubo una gran crisis que se desarrolló entre el movimiento radical y los moderados,» dice él, hablando del después de 2001. Señala que los desacuerdos sobre los medios a emplear para hacer pasar sus mensajes, entre otros, el uso de las tácticas de Black block, han creado un «cisma» en el movimiento.
En esos primeros enfrentamientos participaron unos 2.000 jóvenes, movilizados, según la Policía Montada de Canadá, por el grupo anarquista estadounidense Black Bloc.
Los manifestantes denunciaban que la globalización es un instrumento de las multinacionales para expandir sus negocios en detrimento de los derechos laborales y el medio ambiente.
Sin embargo, los valores defendidos por los antiglobalización todavía están presentes en muchas organizaciones de la comunidad y los grupos sociales, sobre todo porque muchos activistas están trabajando dentro de estas organizaciones.
De acuerdo con el estudiante en doctorado, durante la huelga estudiantil de la primavera de 2012, muchas asociaciones de estudiantes han utilizado técnicas de movilización y manifestación desarrolladas en la Cumbre de las Américas. Esto es para él una forma de «cultura de movilización «, proveniente directamente de abril de 2001.
Radio Canada
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