Durante muchos años los países nórdicos como Canadá consideraban que la gente que practicaba la siesta (españoles, italianos, latinoamericanos, africanos) eran unos verdaderos vagos. Dormir la siesta después de comer se consideraba impropio de pueblos trabajadores y laboriosos. Un siquiatra canadiense explica por qué es importante hacerla.
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La NASA llevó a cabo una investigación sobre si la siesta podía hacer que sus trabajadores rindieran más y la seguridad en el lugar de trabajo fuera mejor. Dicha investigación se realizó con pilotos de compañías aéreas comerciales. A la mitad se les permitió dormir una siesta de cuarenta minutos durante la parte de crucero del viaje, y a la otra mitad no.
Se analizaron los resultados de seis días y cuatro vuelos, viendo mediante escáneres cerebrales qué tan dormidos estaban y cuál era su grado de alerta.
Entre los resultados más interesantes encontramos una mayor velocidad de reacción en aquellos pilotos que tomaban la siesta, que además se mantenían mejor en los siguientes vuelos, mientras que sus compañeros que no dormían solían acumular fatiga. Además, los pilotos que dormían la siesta tenían menos lapsos de rendimiento –momentos en los que, ante una acción, una persona reacciona lentamente– en las últimas etapas del vuelo.
Durante el vuelo, los pilotos que habían dormido la siesta tenían muchos menos microeventos –pequeños períodos de tiempo en los que la actividad cerebral cambia, y el cerebro entra en las primeras etapas del sueño–.
Por esta razón, la NASA concluyó que dormir la siesta es beneficioso para nuestra salud, y nos ayuda a mantenernos alerta.
Roger Godbout es profesor de psiquiatría en la Universidad de Montreal, y seguramente comparte esos resultados.
Pero dormir la siesta requiere algunas reglas a respetar para que sea beneficiosa. Además se dice que la siesta es más que una tradición, ella es parte de nuestro patrimonio genético.
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Existe aproximadamente un 10 a 20 % de personas que tienen el hábito de la siesta. Los que pueden permitírselo van a hacer la siesta a inicio del mediodía porque ese momento es el más propicio. Está codificado genéticamente este aspecto. Todos tenemos tendencia a tener una somnolencia 12 horas después de nuestro sueño más profundo. Si éste llega entre la medianoche y la 1 de la mañana, va a producirse entre el mediodía y las 13 horas.”
– Roger Godbout profesor de psiquiatría en la Universidad de Montreal.
Dicho esto, no es porque se comió pesado o que se bebió alcohol que se va a dormir después del mediodía. No necesariamente. El profesor Godbout da el ejemplo de gente alimentándose par vía intravenosa 24 horas sobre 24 de manera ininterrumpida, e igualmente se observa una somnolencia después del mediodía.
Eso significa que tenemos un ritmo fundamental que nos hace sentir somnolientos a inicio del mediodía. Si se durmió muy bien la noche, se puede pasar sin hacer la siesta.
Eso se observa también en los niños que comienzan el primer año en la escuela y que ya no necesitan de la siesta como cuando eran más pequeños, porque duermen bien de noche.
La duración ideal de la siesta
“La duración ideal se sitúa entre 20 y 30 minutos. No más. Hay que saber por qué se hace esa siesta. Si es una siesta de recuperación, porque la noche anterior no se durmió bien, se hará la siesta de recuperación para lograr funcionar bien durante el día. Pero no hay que olvidar que si se hace una siesta más allá de los 30 minutos, ese tiempo de sueño va a perjudicar a la presión necesaria para permanecer dormido la noche siguiente”, señala Roger Godbout.
Porque el hecho de permanecer despiertos el día y de tener un reloj biológico aumentan la probabilidad de dormir cuando es de noche. Pero no hay que olvidar la deuda que acumulamos desde la mañana, recuerda el siquiatra canadiense.
Entonces si no hubo una buena noche de sueño, por la mañana generalmente todo irá bien, no hay presión, pero más el día avanza, entre 10 a 16 horas despiertos, más se siente la urgencia de ir a dormir, al mismo tiempo que el reloj biológico avisa que efectivamente hay que dormir. Es como tener una cuenta de margen de crédito. Se gasta y se gasta hasta que el banco avisa que hay que comenzar a pagar la deuda.
“Si se hizo una siesta durante el día, la deuda no es muy elevada. La devolvimos durante el día. La presión es tan débil que nos vamos a dormir gracias al reloj, y dormiremos menos profundamente en la noche porque la presión no es muy elevada”. Roger Godbout
La siesta en las escuelas de Canadá

La famosa siesta no forma parte de los hábitos de los canadienses. Aunque las cosas están cambiando. Sobre todo el Columbia Británica. Desde el mes de enero pasado los colegios de Vancouver han inaugurado sus aulas de siesta. Son aulas oscuras para reposarse después del mediodía de la semana donde los alumnos pueden descansar sobre colchonetas en el piso durante un máximo de 40 minutos.
Ese mismo concepto se aplicó antes en la Universidad de Calgary pero son salas temporales, mientras que las de Columbia Británica son permanentes.
La siesta en las empresas
Es una tendencia que se observa cada vez más en las empresas de alta tecnología donde las personas trabajan largas horas. Google es un ejemplo en Estados Unidos. En algunas empresas en Japón por ejemplo, la siesta es obligatoria..
En Vancouver existen compañías que crearon espacios para un máximo de 20 minutos de siesta. La compañía que controla el tráfico aéreo de Vancouver aconseja fuertemente a sus empleados hacer la siesta. En el sector de la aviación se toma la siesta muy en serio. Incluso algunos aeropuertos canadienses, como los de Toronto y Edmonton, ofrecen una sala de reposo para los viajeros que están de escala hacia otros destinos.
Tal vez habría que imitar a los mamíferos que se permiten dos siestas al día.
RCI/Internet.
La entrevista con Roger Godbout, profesor de psiquiatría en la Universidad de Montreal, fue realizada por Jacques Dufresne, del programa Boulevard du Pacifique, de Radio Canadá en Vancouver.
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