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Montreal y la Fórmula 1: una historia de pasiones

Al igual que cada año, Montreal fue escenario el domingo 12 de junio de una de las carreras que componen el campeonato oficial de la Fórmula 1 Internacional, catalogada por muchos como la principal categoría del automovilismo a nivel mundial.

Se trata de un evento que excede lo estrictamente deportivo y, como ocurre en cada edición, las posiciones a favor y en contra de la competencia se expresan por doquier, renovando la polémica.

Ganancias en discusión

Un elemento novedoso este año fue la difusión, en los días previos a la carrera, de un informe que pone en duda la importancia de los resultados económicos de la Formula 1 en la actividad comercial, hotelera, gastronómica y turística de Montreal.

La calle Crescent, en Montreal, es cada año uno de los sitios más concurridos por el público.
La calle Crescent, en Montreal, es cada año uno de los sitios más concurridos por el público. © Peter McCabe- Canadian Press

Un documento elaborado por la agencia de turismo de la ciudad rebajó sensiblemente las expectativas sobre la masa de dinero que el Gran Premio inyecta en la economía local; según la evaluación, esas ganancias superarían levemente los 42 millones de dólares. La revelación causó sorpresa generalizada, ya que en años anteriores las propias autoridades de la ciudad han defendido la realización del evento citando el valor económico del mismo. Los cálculos precedentes colocaban a dichos beneficios en al menos 90 millones de dólares. La diferencia en las cifras se explicaría por un cambio en la forma de calcular los gastos efectuados por los asistentes al evento, que este año habría adoptado una fórmula mucho más conservadora, dejando fuera, por ejemplo, el consumo realizado por los fanáticos locales.

Y como de dinero se trata, no han faltado las voces de quienes critican el pago, aproximadamente de 20 millones de dólares anuales, que Montreal debe realizar a la organización de la Fórmula 1, para garantizar la presencia de la categoría aquí.

Una muchedumbre asiste cada año al Circuito Gilles Velleneuve.
Una muchedumbre asiste cada año al Circuito Gilles Velleneuve. © PC/Graham Hughes

Contaminación sonora

También como cada año, una de la críticas más puntuales al evento que se lleva a cabo en el Circuito Gilles Villeneuve, en la Isla de Notre Dame, es la perturbación ambiental que provoca el ruido de los motores de los autos.

Los bólidos, que en una recta pueden superar fácilmente los 350 kilómetros por hora, son un verdadero despliegue de potencia. Si bien la fuerza de los motores varía de una escudería a la otra, en la actualidad, y con las limitaciones reglamentarias en vigencia, los autos de la Fórmula 1 tienen una capacidad estimada en alrededor de los 800 caballos de fuerza.

No obstante, y tras los cambios en el reglamento de los últimos dos años, el ruido producido por los autos, tanto en clasificación como en la carrera propiamente dicha, se ha reducido considerablemente.

Los motores de F1 actuales son potentes, pero menos ruidosos.
Los motores de F1 actuales son potentes, pero menos ruidosos. © LUCA BRUNO

De hecho, desde la rivera sur de Montreal, en inmediaciones del circuito, y de donde ha partido siempre el mayor número de quejas, resultó casi imposible escuchar el rugir de los motores tal como ocurría en años precedentes.

Tanto en los de ensayos libres del viernes, como en la clasificación del sábado y la carrera del domingo pudo efectivamente percibirse un ruido que habrá acabado con los nervios de más de uno de los vecinos, pero el mismo no provenía de la Fórmula 1 sino de la categoría Porsche, que utilizó la pista horas antes.

Circuito en la mira

La carrera de Montreal ha sido siempre fuente y receptora de elogios de todo tipo. El más frecuente tiene que ver con el ambiente especial que se respira aquí: no es sólo una competencia automovilística, es un verdadero evento social, una fiesta.

Y eso no lo dicen sólo los asistentes locales, sino los turistas venidos de otros sitios, los organizadores y los propios pilotos.

Sin embargo, este año volvieron a aparecer los reclamos por trabajos de infraestructura aún pendientes de realización, especialmente en la mejora del sector destinado a los boxes, donde trabajan las escuderías antes y durante la carrera. También se mencionó la necesidad de facilitar el acceso al circuito; recordemos que se trata de una pista ubicada en una isla sobre el Río San Lorenzo, y que el público llega a la misma, en su mayoría, a través de la única línea de metro que se dirige al lugar.

Los remiendos de pavimento fueron motivo de quejas por parte de algunos pilotos.
Los remiendos de pavimento fueron motivo de quejas por parte de algunos pilotos. © GI/Dan Istitene

Pero más preocupante resulta el estado de conservación que mostró este año el asfalto del trazado. Tanto en persona como a través de la televisación, pudieron observarse varios “parches” colocados a lo largo de la pista.

Las autoridades harían bien en tomar nota del asunto, sobre todo cuando fue uno de los principales protagonistas del evento quien se pronunció al respecto: Kimi Raikkonen, el piloto finlandés de la escudería Ferrari y campeón del mundo en 2007, durante uno de los ensayos previos a la clasificación se quejó por radio ante su equipo por el “excesivo bacheo”.

Machismo y sexismo

En la mañana del sábado, la entidad denominada Convergencia de luchas anticapitalistas protestó contra la realización del Gran Premio, colgando una bandera cerca del Puente Jacques Cartier, una de las principales vías de acceso y salida de la ciudad.

El rol de la mujer no está ausente en el debate que rodea al Gran Premio de Montreal.
El rol de la mujer no está ausente en el debate que rodea al Gran Premio de Montreal. © ICI RDI

Mediante un comunicado escrito, la agrupación criticó al evento como “dañino” y “anticuado”. El mismo texto denuncia:

 “la perpetuación de la dominación masculina blanca, que convierte al cuerpo de las mujeres en estereotipos y en objetos publicitarios”.

La bandera a cuadros ya bajó. Montreal vio ganador, una vez más, al múltiple campeón de la categoría, el británico Lewis Hamilton, a bordo de su Mercedes plateado. Miles de espectadores, por su parte, asistieron a una de las carreras más vibrantes y espectaculares que ofrece el calendario de la Federación Internacional del Automóvil.

Categorías: Economía, Medioambiente y vida animal, Política, Sociedad
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