François Imbeau-Dulac en el trampolín de 1 m en los mundiales de Barcelona, 20 de julio de 2013
Photo Credit: Reuters / Gustau Nacarino

El desafío de la anorexia para un olímpico canadiense

La anorexia deportiva o anorexia atlética es un trastorno que se da únicamente entre deportistas y se caracteriza por el miedo intenso a aumentar de peso y volverse obesos. La persona que padece este trastorno hará lo posible para no engordar y seguir manteniendo un cuerpo atlético y perfecto por más tiempo. Para conseguirlo reducirá la ingesta calórica drásticamente e incrementará las horas de entrenamiento, aumentando la intensidad del mismo.

Muchos afectados por este trastorno reducirán además la ingesta de líquidos ya que de este modo conseguirán una mayor definición muscular. Este hecho, junto a la disminución del consumo calórico y el aumento de ejercicio para quemar más calorías traerá consigo una serie de consecuencias en la persona que padece este trastorno, ya que ningún cuerpo podrá soportar esta situación por mucho tiempo.

Ese era el caso del atleta olímpico canadiense François Imbeau-Dulac.

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François Imbeau-Dulac en entrevista con Radio Canadá

Él conserva un recuerdo agridulce de los Juegos de Londres en 2012, donde fue seleccionado para competir en clavado, 3 metros. «Me encantó encontrarme en el trampolín,  presentarme como nadador canadiense», dijo, satisfecho con su puesto 13 en los 3 m,  aun cuando se perdió la final, reservada a los 12 primeros.

¿Por qué entonces una amargura?  Por lo  que logró ocultar ante las cámaras: sus problemas de anorexia que lo devoraban al interior  y que su entorno y su  equipo nacional desconocían.

Los cambios corporales que sufría probablemente despertaron algunas sospechas, pero nadie le hizo preguntas al respecto. » Pensaban que estaba en forma”, dice el atleta de Saint-Lazare, Quebec.

François Imbeau-Dulac hacía todo para proteger su secreto. A veces, por ejemplo «llegaba a controlar su pesado» y a falsificar sus análisis de sangre por temor a que revelaran una falta de nutrientes o la deficiencia de hierro.

«Incluso si teníamos que estar en ayunas, yo no lo estaba, recuerda. Una semana antes de la prueba de sangre, metía en la boca todo lo que podía encontrar, porque no quería asustar a la gente. No quería que me dijeran que no podía entrenar. »

También se había construido un caparazón con humor, que le permitía manifestar sus problemas sin llegar a decirlos directamente.

Si me preguntaban si había comido, decía que sí, pero que luego me ponía dos dedos en la garganta para hacerme vomitar. Era para mí una manera de que la gente lo tomara como una broma. Pero era cierto.

-François Imbeau-Dulac

Extrañamente, la anorexia me dio mucha confianza y ha jugado en mis resultados. Yo controlaba algo – lo que ponía en mi cuerpo – y eso me permitía controlar lo que estaba haciendo y obtener mejores resultados.

-François Imbeau-Dulac

El clavadista de 25 años recuerda haberse «desplomado completamente» después de los Juegos de Londres, al punto de tener dificultad para levantarse de la cama.

François Imbeau-Dulac en el trampolín de 3 metros en los Juegos Olímpicos de Londres, 6 de agosto de 2012 © GETTY IMAGES / Al Bell

«Ya no tenía más control sobre mí, porque no era capaz de manejarlo bien y de permanecer en un nivel donde la energía, incluso débil, todavía estaba presente», explica.

Imbeau-Dulac encontró la persona de confianza en quien poder confiar: el entrenador Aaron Dziver , porque ambos habían pasado por muchas cosas juntos, «buenas y malas». Él fue a verlo para hablarle del problema, después de su última competición en los mundiales acuáticos en Barcelona, en julio de 2013.

Era la persona clave que hizo que a mi regreso a casa, unos días después, fuera a ver a una sicóloga especialista en problemas alimentarios. No hubiera podido contarle eso a nadie que no fuera ella misma. No me sentía cómodo de hablar con mis padres, no me sentía cómodo con mis amigos, tenía miedo de que me juzgaran.

-François Imbeau-Dulac

«Siempre voy a tener que vigilar eso»

François Imbeau-Dulac cree haber arreglado sus problemas y se siente cómodo para hablar en público. Pero sabe que su lucha contra la anorexia nunca terminará.

«No tengo más problemas, pero siempre tendré que vigilar esto «, dice. En mi cabeza, me digo: anoréxico un día, anoréxico siempre.

«Los días en los que no vaya bien, tendré que obligarme a comer porque es bueno para mi rendimiento, para el clavado, aunque por dentro me siento como una gran antorcha. No es grave, lo asumo, debo comer. Es difícil, pero con todas las personas que me rodean, puedo manejarlo. »

François Imbeau-Dulac tiene buena salud. Él quiere estar listo para los próximos Juegos Olímpicos, presumiblemente los de Tokio, a menos que se recupere de su lesión en una cadera y que Canadá obtenga otro lugar para los 3m en Río.

RCI/Un reportaje de Guillaume Boucher y’Olivier Pellerin de Radio Canadá/Internet

Categorías: Salud, Sociedad
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