Miles de argentinos salieron a las calles este jueves en distintas ciudades del país golpeando sus cacerolas en protesta contra los brutales aumentos de las tarifas energéticas, medida que dispuso a comienzo de año el gobierno del presidente Mauricio Macri.
El aumento de los precios del gas y electricidad, junto con las alzas de otros servicios, fue aplicado con el argumento de reducir el déficit fiscal. Varios sectores de la población han señalado que esos aumentos son exorbitantes y que están fuera del alcance de sus bolsillos.
Una de las manifestantes, la docente Estela de Luca declaró que el gobierno de Macri «es un gobierno para ricos. Están gobernando contra la gente, nos están ahorcando a todos. Hay que parar esto porque es insoportable».
Tras las oleadas de protesta y un fallo de los tribunales de frenar el alza, Macri se vio obligado esta semana a poner un límite a los aumentos, que llegará solamente al 400 por ciento en el caso del gas a domicilio.
El rechazo masivo de la población al “tarifazo” se produce en un clima de incertidumbre debido a la decisión que deberá tomar dentro de poco la Corte Suprema de Justicia sobre el caso.
Imágenes de televisión mostraron a miles de argentinos en distintos puntos de Buenos Aires y en otras ciudades del país golpeando sus cacerolas, un modo de protesta instalado en el país cuando empezaron a aplicarse políticas de austeridad de corte neoliberal en 2001-2002.
Algunos manifestantes llevaban carteles con la leyenda «Fuera Macri». Otros pedían la renuncia del ministro de Energía, Juan José Aranguren.
Como parte de sus políticas de distribución de los recursos, el gobierno anterior de la presidenta Cristina Fernández otorgaba amplios subsidios a los sectores más pobres para que puedan tener servicios de gas y electricidad a precios abordables. El actual gobierno de Macri sostiene que es necesario subir las tarifas para reducir el consumo y bajar así el déficit energético que sufre el país.
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