La firma de aviación canadiense Air Canada ha logrado colocarse nuevamente en las noticias por un episodio de discriminación hacia sus pasajeros.
En esta ocasión, un usuario que vive en la ciudad de Toronto se vio rechazado por la empresa, cuando esta le informó que su silla de ruedas motorizada era demasiado grande para poder ser embarcada en la sección de cargas de la aeronave.
El hombre necesita de su silla para desplazarse, debido a la inmovilidad casi total que lo aqueja como consecuencia de una parálisis cerebral.

Tim Rose, quien había reservado un pasaje con destino a Cleveland, Estados Unidos, en septiembre de 2015, vio como la firma alegaba que los accesos del avión eran demasiado pequeños para ingresar su silla a la bodega.
Como resultado, el hombre, que realiza viajes frecuentes como consultor en materia de derechos de las personas con discapacidades físicas, no pudo abordar el vuelo que debía conducirlo a la ciudad que lo esperaba para cumplir con un compromiso laboral.

Antecedentes
No se trata del primer caso de discriminación denunciado en relación con alguna de las aerolíneas que operan en territorio canadiense.
En febrero de 2015 un hombre había denunciado a la firma WestJet por demandarle el pago de una tarifa extra, con el objetivo de ubicarlo en un asiento de dimensiones mayores al estándar, debido a que la altura y largo de piernas del pasajero hacen que ubicarse en asientos comunes hagan que volar en avión sea una experiencia más que incómoda.

En otro caso, un habitante de Halifax, en Nueva Escocia, denunció a otra firma, Delta Airlines, por exigir que los pasajeros con obesidad compren dos asientos, como condición para ser admitidos en un vuelo. La denuncia original había sido presentada en 2014, pero rechazada por la autoridad aérea, ya que su responsable, Gabor Lukacs, no era la víctima directa de la situación.
Los casos citados muestran la diversidad de situaciones que han sido utilizadas por diferentes líneas aéreas para negarse a brindar un servicio, incurriendo en discriminación. A los mismos cabe agregar situaciones en las que pasajeros han sido recriminados por personal de las transportadoras por “niños excesivamente ruidosos”, “perfumes demasiado fuertes” y el consabido temor a una agresión terrorista.
Intervención judicial
En marzo de este año el Tribunal Canadiense de Derechos Humanos abrió una investigación sobre el caso de un pasajero que fue impedido de abordar un avión, debido a que su nombre presuntamente figuraba en una lista estadounidense de prohibición de volar.
La investigación del tribunal se orientó a establecer si la empresa, nuevamente Air Canada, incurrió en discriminación racial, étnica o religiosa contra el pasajero canadiense de origen árabe.

Principios claros, pero ¿ineludibles?
La Comisión Canadiense para los Derechos de las Personas establece en su declaración que “discriminación es una acción o decisión que trata negativamente a personas o grupos por razones como su raza, edad o discapacidad”.
El Carta Canadiense de Derechos Humanos señala 11 motivos de discriminación: raza, origen étnico o nacionalidad, color, religión, edad, sexo, orientación sexual, situación marital, estatus familiar, discapacidad y una condena que ha sido perdonada o cuyo registro ha sido borrado.
Las empresas, cada vez más preocupadas por aumentar sus márgenes de beneficios, recurren a argumentos que buscan eludir cualquiera de esos tópicos a la hora de negar un servicio a determinadas personas.
El caso de Tim Rose es una muestra de eso. La excusa de las dimensiones reducidas de los accesos de la nave para embarcar una silla de ruedas motorizada resulta poco justificable, desde el momento en que el mismo pasajero, con la misma silla, abordó el mismo tipo de avión un año antes, sin ningún problema.

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