La prensa canadiense ha volcado su interés en la ciudad de Rio de Janeiro, a la que acudieron decenas de atletas canadienses para participar en los Juegos Olímpicos de verano que se llevarán a cabo en la metrópolis carioca.
En las páginas del Toronto Star, Kira Procter, una canadiense que ha vivido en Brasil ofrece otra perspectiva para entender la situación en ese país, a pocas horas de la inauguración de las competencias deportivas.
Ella destaca que a pocos días de la ceremonia de apertura, hay una creciente preocupación sobre si Río de Janeiro está o no en condiciones de acoger los Juegos Olímpicos de 2016. Hay razones para la duda: un gobierno en crisis política, un Estado en quiebra, la amenaza del virus del Zika, estadios y metros inconclusos, agua contaminada en el puerto, además de numerosos informes de violaciones de los derechos humanos que abarcan desde los desalojos forzosos a la brutalidad policial.
No es la primera vez que una ciudad anfitriona ha sido objeto de críticas en el período previo a los juegos olímpicos, dice el artículo en el Toronto Star. A Pekín se le criticaba la mala calidad del aire y la calidad de su infraestructura. A Sochi se le criticaba la corrupción, los hoteles mal hechos y el envenenamiento de perros. Siempre hay algo que criticar, pero normalmente no se criticaba todo, como parece ser el caso sobre Rio de Janeiro.

El consenso en los medios es claro: Rio es un desastre. Fuera del país, esta noticia causa alarma. ¿Cómo pueden haber dejado que la situación se degrade tanto? Conversando con sus amigos de Brasil, Kira Procter dice que ellos se encogen de hombros cuando se les pregunta sobre la situación, diciendo: «¿Qué esperabas?”, con una sonrisa mezcla de celebración y cinismo. Los brasileños dicen que es «la manera brasileña.»
¿Existe tal manera brasileña?, se pregunta Kira Procter. Los brasileños creen que sí. Incluso tiene un nombre para ello: jeitinho. Según la antropóloga brasileña Lívia Barbosa, no hay una traducción adecuada al inglés de la expresión “dar un jeitinho”. Ella explica que » jalar un hilo» o «evitar el papeleo» son las expresiones idiomáticas más similares. Sin embargo, ninguna expresión implica romper las reglas o el uso de recursos personales.
El jeitinho sugiere un evitar canales oficiales, junto con un cierto ingenio y creatividad para conseguir lo que se necesita. Puede ser cualquier cosa, desde guiñarle el ojo a un cajero de banco para acelerar una transferencia de dinero, o el poder ingresar a un club por la puerta de al lado con la ayuda de un portero, o pedirle a un compañero de trabajo que cubra tu ausencia debido a que has salido de la oficina antes de la hora de salida.
La mayoría de las culturas en el mundo emplean métodos análogos para mover los hilos a favor o ayudarse el uno al otro. Pero ¿qué es lo que hace único al jeitinho?, se pregunta Kira Procter en las páginas del Toronto Star.
Ella explica que el jeitinho es casi una reacción instintiva para la mayoría de los brasileños; puede ser su primer método, aún antes de intentar utilizar los canales oficiales. Es un favor que se pide y que se da sin la expectativa de ser pagado en otra cosa que no sea la amistad. No hay deuda. Y a nivel individual es una práctica humana, un acto de simpatía, amable, servicial, y una gran fuerza igualadora en una sociedad plagada de desigualdades.
Una manera similar de circunvenir las reglas ocurre en los más altos niveles de gobierno, pero por desgracia produce un resultado opuesto, ya que las élites del país utilizan su considerable poder económico y político para resolver sus problemas.
Estamos viendo esto en los días previos a la inauguración de los Juegos Olímpicos, dice el artículo en el Toronto Star. Un ejemplo significativo es el muro construido a lo largo de la carretera que va del aeropuerto a las zonas turísticas de la Zona Sul. Promovida como una barrera de sonido para los ciudadanos locales, ese muro es obviamente un intento de esconder a los visitantes algunas de las comunidades más empobrecidas de Rio de Janeiro. Ese muro se hace transparente cuando hay algo positivo que mostrar, como una escuela recién construida por ejemplo.
La cultura del jeitinho en Brasil es a la vez lo mejor y lo peor, es lo más creativo y al mismo tiempo lo más corrupto, con todas sus complejidades. Si Río de Janeiro logra tener éxito en la realización de los Juegos Olímpicos, esto será en gran parte debido al jeitinho. Y si fracasa, también será debido al jeitinho, dice finalmente el artículo de Kira Procter en las páginas del periódico canadiense, el Toronto Star.
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