Canadá anunció la donación a Honduras de una suma cercana a los 20 millones de dólares.
Ese dinero tiene como objetivo respaldar a un programa de protección de la niñez y de fortalecimiento de la justicia juvenil en el país centroamericano.

Honduras aparece en los estudios internacionales como uno de los países con mayor desigualdad en toda América.
Los números que presentan organismos y sondeos de diferentes entidades son alarmantes.
Alrededor de 300.000 niños hondureños, el 86 por ciento de los menores del país, son pobres, y 18 por ciento de ellos se hallan en la pobreza absoluta.

Del conjunto de los menores, el 44 por ciento de quienes se hallan entre los 3 y los 17 años no asiste a la escuela.
Entre las niñas, el embarazo adolescente llega al 25 por ciento en el segmento de los 15 a los 19 años.

La situación se torna más dramática cuando se toma en cuenta el flagelo de la violencia de las “maras”, las bandas delictivas que operan en suelo hondureño, que tienen a los niños como uno de sus blancos predilectos.
Honduras es, además, uno de los países de la región más afectados por el cambio climático.
Una realidad poco promisoria para una nación en la que el 48 por ciento de su población tiene menos de 18 años de edad.
Por eso, la cooperación internacional, como la ejerce Canadá, se convierte en indispensable.
Así lo sostiene Luz Angela Melo, representante de UNICEF en Honduras, en diálogo con Luis Laborda.

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