Nada parece ir ya por el buen carril cuando se habla del tránsito en la ciudad de Montreal.
En los últimos tiempos se han sucedido los accidentes de diverso tipo y gravedad, síntoma del aumento de situaciones que ponen en riesgo la seguridad e integridad física de los habitantes de la urbe quebequense.
La atención de las autoridades, el público y los medios comienza a ser ocupada por un tema que evidentemente no es nuevo: el tránsito en la ciudad, en todas sus formas, ha ido en aumento con el paso del tiempo, pero la infraestructura de la que dispone la red vial no ha progresado al mismo ritmo.

Bien saben los automovilistas la cantidad interminable de minutos que le demanda cada día la simple tarea de dirigirse en sus vehículos a sus trabajos o retornar a sus hogares.
Lo que sí es “nuevo” es el número cada vez mayor de accidentes, con su saldo de lesionados, heridos y muertos.
Colisión nada espectacular
Un caso que sacudió nuestra atención fue el accidente grave ocurrido en la ciudad el martes 10 de agosto último.
En la ocasión, un camión que transportaba combustible entró en colisión con un auto particular, que aparentemente se detuvo sobre la vía de circulación.
El hecho ocurrió en un tramo de la Autopista Metropolitana 40, una de las principales y de las más concurridas de la ciudad. La misma es conocida por su nombre oficial, Ruta Transcanadiense, ya que atraviesa el país completo de este a oeste. Por ella circulan a diario decenas de miles de vehículos que se desplazan por Montreal o que atraviesan la ciudad, provenientes desde todos los puntos de Quebec e, incluso, desde otras provincias.

El choque se produjo pocos minutos antes de las 4 de la tarde, cuando una verdadera marea de vehículos se desplazaban en un horario punta. Todo indica que el conductor del camión no logró esquivar el auto que se detuvo frente a él, embistiendo al mismo. Como resultado se produjo una explosión con llamas que alcanzaron varios metros de altura. Los daños producidos en el camión cisterna provocaron el derrame de 34.000 litros de diésel.
El camionero perdió la vida atrapado en el fuego y otras 6 personas resultaron heridas.
En el aire quedaron flotando varias preguntas: ¿qué hubiera pasado si en lugar de diésel el vehículo cisterna hubiera estado transportando gasolina u otras sustancias más inflamables? ¿Cuáles habrían sido las consecuencias si el fuego hubiera alcanzado a otros vehículos? ¿Qué habría acontecido si el hecho se registraba durante uno de esos congestionamientos de tránsito habituales en la ciudad, cuando los coches casi tocan sus paragolpes con los que van delante o detrás?

¿No habrá llegado el momento de preguntarse, también, por qué se permite la circulación de camiones con combustible y de maquinaria pesada, como tractores, por las arterias de una ciudad como Montreal en horarios de gran concurrencia de tránsito?
Ciudades como Buenos Aires o México prohibieron hace años el tránsito de camiones durante el día, obligándolos a recorridos preestablecidos y durante la noche.
Autos y bicicletas: una relación peligrosa
Esta semana, los accidentes entre vehículos motorizados y ciclistas dejaron una nueva víctima mortal.
La tragedia ocurrió cuando un conductor de camión inició las maniobras para doblar en una arteria, sin percatarse que una ciclista circulaba al costado del vehículo. La joven embestida fue socorrida prontamente por los servicios de urgencias, pero pocos minutos después se confirmó su deceso como consecuencia de las heridas recibidas.

Según datos correspondientes al año 2015, la ciudad de Montreal fue escenario de 3 muertos, 40 heridos graves y 720 lesionados leves, si se toman en cuenta sólo los accidentes en los que estuvieron involucrados ciclistas. Las cifras crecen a 29 muertos y 271 heridos graves (con necesidad de hospitalización), si se toma el conjunto de los accidentes de tránsito, según la Sociedad de Seguro del Automóvil.
Montreal cuenta con más de 350 kilómetros de senderos exclusivos para bicicletas, sin embargo la relación entre ciclistas y automovilistas en el resto de la ciudad parece cada vez más problemática, con un resultado en muertos y heridos que debería ser evitado.
Celular al volante
El uso de la telefonía móvil, cuando se conduce un vehículo, está nuevamente sobre el tapete a partir de la intervención de dos jueces de instrucción, que se pronunciaron por la prohibición total del celular al volante.
La jueza Renée Roussel se manifestó a favor de prohibir de manera total todo dispositivo de comunicación móvil en los autos, incluyendo el sistema de manos libres, las unidades bluetooth y los accesorios inalámbricos.
Por su parte, el juez Michel Ferland sostiene que ha llegado el momento de criminalizar la utilización de la telefonía móvil al volante, a la luz de los recientes accidentes mortales.

En Montreal existe desde hace tiempo la interdicción de usar el teléfono mientras se maneja. El número de infracciones labradas por no cumplir la disposición se ha multiplicado en el último año, pasando de 11.500 en septiembre de 2015 a 66.600 en la actualidad.
Esto parece no ser suficiente para disuadir a los automovilistas, que siguen recurriendo a sus teléfonos celulares en pleno tránsito. En las calles de Montreal es frecuente ver que un conductor no responde al cambio de luces de circulación o marcha a una velocidad extremadamente reducida, como resultado de tener su atención puesta en una llamada o mensaje de texto en su teléfono.
La propuesta de los jueces de instrucción choca con una decisión adoptada en 2013 por la propia Corte Suprema, que autorizó el uso de accesorios como micrófonos sin cable, manos libres, etc.
Obras: el problema y la solución
Las últimas semanas fueron particularmente caóticas para el tránsito en la ciudad y alrededores.
Montreal es una isla y se accede a ella por medio de puentes o túneles. En su mayoría, estas vías de conexión distan de encontrarse en buen estado de conservación.
El problema mayor se presenta en la ribera sur: el puente Honoré Mercier, el más transitado por el transporte de cargas, es frecuentemente cerrado, parcial o totalmente, por trabajos de reparación de urgencia, provocando el congestionamiento para todo el tránsito que viene del sudoeste.

Por su parte, el túnel Louis-Hippolyte Lafontaine, que recibe todo el tránsito de la zona suroeste, ve seguido alguna de sus vías clausuradas por reparaciones o por accidentes. Las demoras sobrepasan frecuentemente los 30 minutos.
El Puente Victoria, el más antiguo de la zona, con su vistosa estructura metálica, suele ser cerrado para permitir el paso de algún tren proveniente del sur y con destino a Montreal.
El puente Jacques-Cartier estuvo las últimas dos semanas cerrado parcialmente, por reparaciones en su estructura. NI la policía ni la municipalidad pudieron o supieron impedir los congestionamientos masivos que se produjeron en los accesos y salidas del puente.

Por último, el Puente Champlain ha estado varias veces a punto de “derrumbarse”, según dijeron en su momento los expertos, y es por eso que ya hace meses se inició la construcción de otro que lo reemplazará.
Al cuadro se suman las numerosas obras en ejecución en las arterias de la ciudad misma.
El tránsito en Montreal necesita ser repensado urgentemente.
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