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El envejecimiento de los trabajadores, un desafío laboral para la sociedad canadiense

Son desafíos que se le presentan a la sociedad, a las empresas y a los cuales desgraciadamente no les dimos importancia en los últimos años. Creo que es necesario discutir en Quebec y desde hace tiempo.  Hubo una tendencia aunque pequeña, de hablar de reorganización, de reducción del tiempo de trabajo. Pero se les decía a los funcionarios de no hablar mucho del tema por falta de presupuesto. Finalmente poco y nada se hizo, pero yo creo que el Estado debería dar el ejemplo. Encontrar la manera  de retener  a sus asalariados que se retiran.

-Diane-Gabrielle Tremblay, profesora de la Escuela de ciencias de la Administración.

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Diane-Gabrielle Tremblay, profesora de la Escuela de ciencias de la Administración, TELUQ © Radio Canada

La disminución de las tasas de fecundidad se ha combinado con el aumento de la esperanza de vida para crear un Canadá donde hay más personas mayores que niños de 14 o menos, según un informe de Estadísticas Canadá 2015.

Los primeros representan el 16,1% de la población (5.780.900 habitantes), ligeramente por encima del 16% de las personas entre cero y 14 años (5.749.400 habitantes).

Y las proyecciones publicadas por Estadísticas Canadá muestran que esa brecha no hará sino aumentar en los próximos 40 años.

Hasta hoy 5.825 canadienses han llegado a su cumpleaños número 100 y se prevé que el número aumente constantemente hasta llegar a los 78.300 en los próximos 50 años, debido a calidad de vida que hace que las personas vivan más tiempo.

El caso Quebec

De aquí a unos  veinte años, casi un tercio de la población de Quebec será mayor de 65 años, lo que significa un aumento de las personas que se jubilarán.  Porque después de Japón, Quebec es la sociedad donde la proporción de personas mayores se duplicará en el menor lapso de tiempo.

Una perspectiva que preocupa  mucho a  economistas y políticos, inquietos  de que la proporción  inactivos/ activos ponga en peligro nuestros sistemas sociales. Sin embargo, el envejecimiento de la población no es necesariamente sinónimo de gastos exorbitantes. Solo hay que planificar, prepararse.

Esto, inevitablemente, tendrá un impacto en el mercado de trabajo. Pero por el momento esta situación no parece preocupar a los empleadores, señala un analista.

Francine Desorcy, una empleada de la fábrica Geo Sheard ©  Marie-France Abastado

El programa Désautels le dimanche, de Radio Canadá, realizó una serie de reportajes sobre el fenómeno del envejecimiento de la población quebequense y los desafíos que impone a las empresas, al gobierno y a la sociedad en general, el hacer frente al fenómeno.

Diane-Gabrielle Tremblay es profesora de la Escuela de ciencias de la Administración, economista especializada en la organización del trabajo y directora del ARUC(Alianza de investigación universidad-comunidad) sobre la gestión de las edades y de los tiempos sociales.

Las empresas, ¿se preparan para el envejecimiento de la fuerza de trabajo?

«En general, no. Muy pocas de ellas planean la fuerza de trabajo. Ni siquiera conocen las edades de su fuerza de trabajo. Es posible que las tengan en el archivo del personal, pero no la analizan sistemáticamente para ver cuáles son  las generaciones actuales en su organización.

Trabajador de la construcción © ISTOCK/KUZMA

Muchas empresas tienden a empujar a la gente hacia la jubilación, aun cuando en Quebec se habla ya de un envejecimiento de la población muy pronunciado. Muchas organizaciones tienen incluso planes de jubilación anticipada, ya que en el corto plazo ellas quieren ahorrar dinero. Pero luego constatan que los conocimientos y las habilidades se perdieron con gente que se fue.

Esto se hace en todos los sectores, especialmente en el gubernamental. No se ha reflexionado sobre eso. Me parece increíble. Realmente es un problema».

¿Significa eso un problema para las empresas?

«No es el envejecimiento el problema, ya que es un fenómeno normal en todas las sociedades. Incluso puede ser interesante para las empresas.

Si uno tiene una población muy joven, como ocurre en algunos países, a menudo ésta se manifiesta por una rotación fuerte, una movilidad,  ausencias más frecuentes en el trabajo. Los países en desarrollo, en particular, experimentarán esas dificultades.

Sin embargo, en los países donde la población está envejeciendo, existe una mano de obra cualificada y muy a menudo mucho más estable en empleo.

Pero cuando las empresas buscan reducir costos en el corto plazo, como ha sido el caso en los últimos años, pierden la mano de obra.

No es el envejecimiento el problema. Son sobre todo las compañías que han creado un problema con programas de incentivos claros dirigidos a la jubilación. Esto ha llevado a la escasez. El verdadero problema es la falta de planificación de las empresas en materia de mano de obra».

¿Qué políticas se deben poner en marcha para ayudar a mantener el trabajo a los trabajadores de más de 60 años?

«Hay muchas, y las empresas las conocen. Los empleados que desean permanecer más tiempo en el trabajo piden una reorganización del tiempo de trabajo, la reducción a cuatro días u horas más flexibles.

El teletrabajo, trabajo a distancia, es una de las medidas más populares. Esto está bien documentado. Nuestro centro, ARUC, ha realizado investigaciones sobre el tema. Mucha gente dice que si pudieran hacer teletrabajo uno o dos días a la semana continuarían trabajando hasta los 65 o incluso 70 años.

Existe también la reducción del tiempo de trabajo. Conozco personas que han solicitado los cuatro días de la semana en el sector financiero, y que les fue denegado.

Esto se debe especialmente a una falta de reflexión y planificación por parte de las empresas. Podrían revisar la organización del trabajo, pero están muy centradas en su tradicional forma de manejarlas. Tienen dificultad para ofrecer algo distinto de los bloques de 35 o 40 horas por semana. Sin embargo, otros sectores logran gestionar el  tiempo parcial. Lo vemos mucho en la salud o en la alimentación.

Otra medida que podría ser implementada es la tutoría. Mucha gente nos dijo durante nuestra investigación que se quedarían en el trabajo si pudieran consagrarse a la formación  y al tutorado para transferir los conocimientos. Esto lo vemos especialmente en el sector industrial, donde los trabajos pueden ser físicamente exigentes.

La tutoría no está muy desarrollada tampoco. Tenemos una tendencia a ir a buscar consultores externos para la formación. Las empresas no se dan cuenta que tienen muy a menudo las personas internas que podrían hacer este entrenamiento, muchas veces mejor que la gente que viene de fuera».

¿Las empresas no lo hacen porque es demasiado caro o porque no son conscientes de que pueden aprovechar los beneficios?

«Lo más sorprendente es que las grandes empresas y el gobierno no hayan pensado en ello. No siempre han sido muy activos en esta área.

Las PME, pequeñas y medianas empresas es más comprensible, ya que a menudo carecen de servicios de recursos humanos. Sin embargo, en algunos sectores en crisis, como los textiles y prendas de vestir, uno se despierta y dice sí, hay que planificar la fuerza de trabajo.

No es entones por falta de voluntad de algunos individuos o porque es caro; la reducción del tiempo de trabajo o las horas flexibles, no cuesta mucho.

Algunos sectores lo hicieron. Por ejemplo, el sector bancario ha reflexionado aún más sobre estos temas. En Quebec, sería Desjardins y el Banco Nacional. Pero después el problema se encuentra a menudo en las estructuras jerárquicas de algunas organizaciones. Por ejemplo, para el teletrabajo, los gerentes prefieren ver a sus empleados en la oficina, aunque a veces su rendimiento sea mejor cuando están en casa».

¿Hay sociedades más avanzadas a este respecto que Quebec y Canadá?

«Uno de los modelos más importantes, es Finlandia.

Trabajar a los 70 en Finlandia © Ginette Lamarche

A diferencia de otros países que ven envejecer a su población, Finlandia, cuya población es la de más edad del mundo, apostó por retener a los empleados mayores de sesenta.

La tasa de actividad de los trabajadores de más edad había disminuido, y allí realmente se puso el énfasis en el hecho de que son trabajadores con experiencia. Hicieron campañas públicas, y vieron la tasa de participación aumentar de manera muy clara partir de los años 2000-2005.

Todos los países nórdicos son ejemplares en este sentido. Más gente se queda en el trabajo hasta los 65-67 años.

Además del hecho de que, durante años, tuvieron gobiernos socialdemócratas, también sufrieron en la posguerra  verdaderas penurias  de empleos.  Así que empezaron a pensar en la forma de asegurar el pleno empleo, teniendo en cuenta una reorganización del trabajo inteligente».

La entrevista con Diane-Gabrielle Tremblay, profesora de la Escuela de ciencias de la Administración, economista especializada en la organización del trabajo y directora del ARUC(Alianza de investigación universidad-comunidad) sobre la gestión de las edades y de los tiempos sociales fue realizada por Marie-France Abastado.

RCI con información de Radio Canadá/Estadísticas Canadá.

Categorías: Economía, Política
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