En su primer discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, el primer ministro Justin Trudeau, presentó a Canadá como un país clave en la escena internacional. Aunque reconoce que es un país modesto, Canadá según él, puede aportar su granito de arena y su contribución para hacer frente a los desafíos del planeta.
En la ONU, Justin Trudeau citó como ejemplo la ayuda de Canadá en las negociaciones del Acuerdo de París sobre el clima, la reintegración del país en las operaciones de mantenimiento de la paz y el recibimiento que se le dio a los cerca de 31.000 refugiados sirios, que fueron recibidos como “vecinos y amigos” desde el mes de diciembre pasado.
“Sabemos que hay trabajo difícil que hacer. Pero nosotros somos canadienses y estamos aquí para ofrecer nuestra ayuda”, dijo el Primer ministro ante los jefes de Estado y de gobierno reunidos en la ONU.
En su discurso Trudeau señaló que el crecimiento económico no benefició a todos. Y según él, eso es cierto tanto en Canadá como en otros lugares. Y aunque quería mostrarse a contra corriente de una tendencia mundial hacia el repliegue sobre si mismo, tuvo mucho cuidado en no parecer moralista.
Más no obstante, Justin Trudeau aprovechó su tribuna para hablar de sus propias políticas en materia de inmigración y en particular de su estrategia de acogida de los refugiados sirios. Él continuó su discurso afirmando que los refugiados sirios son personas “con los mismos sueños y las mismas esperanzas” que el resto de la población canadiense.
El Primer ministro vanaglorió los esfuerzos de apertura de Canadá, explicando que “la diversidad era una fuente de fuerza y no de debilidad (…) Cada día debemos escoger la esperanza en vez del miedo, la diversidad en vez de la división” y alentó a sus homólogos a tender la mano a los extranjeros.
Ante este selecto público que es la Asamblea General de Naciones Unidas, el primer ministro canadiense Justin Trudeau reconocio que Canadá había cometido errores también . Y evocó el internamiento de ciudadanos canadienses de origen ucraniano, japonés e italiano durante las dos guerras mundiales, así como la marginalización, aún hoy en día, de los pueblos indígenas canadienses. “Lo importante es aprender de nuestros errores y nos comprometemos de nuevo a mejorarnos”, concluyó el líder canadiense bajo los aplausos de la asamblea.
Radio Canadá/Presse Canadienne/ Madeleine Blais-Morin
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