El príncipe Guillermo y Catalina de Cambridge, hablan con líderes aborígenes durante una ceremonia de bienvenida en la legislatura de Columbia Británica, en Victoria.
Photo Credit: (Chris Wattie / Reuters)

La complicada relación entre los pueblos indígenas y la realeza británica

Alguna vez entidades soberanas, la relación entre las Primeras Naciones y la familia real ahora es más bien simbólica

Cuando el duque y la duquesa de Cambridge se reúnan con los pueblos indígenas de Columbia Británica y el Yukón esta semana, será la última interacción en una relación larga y complicada entre los pueblos indígenas y la Corona.

La familia real aterrizó en Victoria el sábado, la primera parada en un viaje a Vancouver, Haida Gwaii y Kelowna, en Columbia Británica. También irán a Whitehorse y Carcross, en el Yukón.

Continuando con una larga tradición, Will, Kate y sus hijos se reunirán con los pueblos indígenas, incluyendo la Nación Heiltsuk en Bella Bella.

«Realmente consideramos que esta visita es una oportunidad para acercarnos a la reconciliación con Canadá. Esperamos que esto traiga una mejor comprensión entre unos y otros,» dijo la jefe consejero de  Heiltsuk Marilyn Slett.

De una relación nación a nación a una simbólica

Derek Nepinak, gran jefe de la Asamblea de Manitoba muestra una medalla que representa la relación entre los pueblos indígenas y la Corona. © (Fred Chartrand / PL)

La relación entre los pueblos indígenas y la familia real comenzó cuando los británicos llegaron a lo que hoy es América del Norte, y fue formalizada por primera vez con la emisión de la Real Proclamación de 1763 – considerada durante mucho tiempo como una «carta de derechos» para las Primeras Naciones – y consolidada aún más con los tratados firmados a finales de 1800.

Esos acuerdos fueron entre dos entidades soberanas, Gran Bretaña y las Primeras Naciones, al menos sobre papel. Como tal, las visitas reales durante mucho tiempo han sido vistas por los líderes de las Primeras Naciones como una oportunidad para fortalecer y renovar esa relación.

«Como expresión o manifestación de honor de la Corona, la familia real espera construir relaciones con personas que se encuentran bajo los tratados, incluidos los pueblos indígenas,» dijo el Gran Jefe de Manitoba, Derek Nepinak, que se reunió con el príncipe Carlos y Camilla, duquesa de Cornwall, cuando visitaron la provincia en 2014.

Técnicamente, esos tratados son ahora entre las Primeras naciones y Canadá.

Príncipe Carlos participa en una ceremonia de nombramiento Cree con el anciano Gordon Oakes (izquierda) y el Jefe Perry Bellegarde en abril de 2001. Su nombre Cree es Kisikawpisim Kamiyowahpahmikoot: El sol vela por él en el buen sentido. © (Reuters)

«No es hace mucho tiempo que eso cambió», dijo Ryan Eyford, profesor de historia en la Universidad de Winnipeg.

La responsabilidad de los tratados firmados entre las Primeras Naciones y la Corona británica pasó a manos d Canadá sólo en 1982, señala Eyford, cuando el país repatrió su constitución de Gran Bretaña, bajo el gobierno de Pierre Trudeau.

Aun así, cuando se visita a muchas comunidades de las Primeras Naciones en Canadá se sigue viendo la bandera británica en edificios o llevadas durante las ceremonias y fiestas de powwows.

Influencia real

Aunque la relación sea solo simbólica, no se puede negar que las visitas reales llaman mucho la atención – y los líderes de las Primeras Naciones a menudo aprovechan de ese centro de atención para abordar temas que les preocupan.

«La familia real todavía tiene una enorme cantidad de influencia cada vez que sale a la luz pública», dijo Nepinak, que utilizó su reunión de 2014, con el príncipe Carlos para discutir de medio ambiente, de relaciones con el gobierno y, por supuesto, de los derechos de los tratados.

La Osa Mayor, un área más grande que la isla de Vancouver, está ahora bajo protección completa contra la tala industrial. © Radio Canada

Anteriores jefes de la Asamblea de las Primeras Naciones – la mayor organización indígena política de Canadá – han planteado cuestiones similares en las visitas reales, esperando que esa atención pueda influir en el gobierno federal.

Para la Nación Heiltsuk, la visita real podría traer más atención a sus esfuerzos por proteger su territorio. Se trata de un reciente acuerdo que protege la selva tropical que rodea la Osa Mayor, un área más grande que la isla de Vancouver, y ahora bajo protección completa contra la tala industrial.

A través de este acuerdo, el 85% de la selva del Gran Oso está prohibida a la explotación de árboles. 15% de los bosques restantes están sujetos a las normas más estrictas de América del Norte en términos de la tala comercial.

El acuerdo, firmado por más de 20 Primeras Naciones y profesionales de las industrias locales, a inicios de este año, es citado como un modelo a seguir y terminó con casi 20 años de conflicto en la región.

“El territorio Heiltsuk es el corazón de la selva Osa Mayor y hemos hecho mucho trabajo a lo largo de las últimas décadas para la preservación de la tierra,» dijo la jefe consejero de  Heiltsuk Marilyn Slett.

CBC/Radio Canada

Categorías: Indígenas, Internacional
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