El último de los fundadores del Estado de Israel y Premio Nobel de la Paz, Shimon Peres, fue enterrado hoy en el cementerio nacional del Monte Herzl de Jerusalén, donde yacerá a pocos metros de Yitzhak Rabin, con quien recibió el Nobel de la Paz en 1994.
La presencia de decenas de estadistas en su entierro pone en relieve la estatura del fallecido ex presidente y ex primer ministro israelí. Fue rodeado de viejos amigos y antiguos adversarios políticos que fue enterrado en un sencillo ataúd de pìno.
El presidente Barack Obama rindió homenaje al hombre que buscó la paz en el transcurso de sus 70 años de carrera política. “Su larga experiencia le hizo comprender que la verdadera seguridad proviene de nuestra capacidad a vivir en paz con nuestros vecinos”.
Hablando de todas las guerras que ha hecho Israel, el presidente de Estados Unidos dijo que “las hemos ganado todas, pero no hemos logrado la más grande victoria a la que aspiramos, la que nos hubiera permitido evitar de ganar todas esas guerras”.
Barack Obama dijo también que Shimon Peres tenía la más absoluta convicción que el pueblo israelí no había nacido para dominar al pueblo palestino y que los palestinos debían tener acceso a su autodeterminación.
Enaltecido por unos por su papel en la ratificación de los Acuerdos de Oslo, que le valieron el premio Nobel de la Paz, Shimon Peres fue duramente criticado por la derecha israelí. “Sus detractores dijeron a menudo que era un soñador ingenuo inclinado al exceso de optimismo (…) Y se equivocaron no solo en cuanto a su ingenuidad. Él sabía exactamente lo que estaba haciendo y lo hacía con un gran optimismo. Él sabía exactamente también lo que hacía con sus sueños”, declaró el ex presidente Bill Clinton, uno de los principales artesanos de los Acuerdos de Oslo.
“Fue un gran hombre para Israel”, declaró el primer ministro israelí, Benjamin Nethanyahu. “Fue un gran hombre para el mundo. Israel lo llora, el mundo lo llora. Pero su herencia nos da esperanzas”, continuó diciendo Nethanyahu, a pesar de que se oponía a las políticas defendidas por Peres.
Los funerales de Shimon Peres dan lugar a un evento sociopolítico rarísimo. El número de estadistas que ha desfilado ante su ataúd provocó el encuentro entre el Primer ministro de Israel y el Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas. Encuentro fortuito que quedó sellado por un apretón de manos entre estos dos acérrimos enemigos políticos.
A pesar de la reputación pacífica que la comunidad internacional le había dado desde los Acuerdos de Oslo, Shimon Peres dejó un recuerdo muy doloroso entre el pueblo palestino.
Convertido a la paz, Shimon Peres fue no obstante un antiguo halcón del gobierno israelí. Los palestinos guardan el recuerdo de un hombre al que ellos consideran como el instigador de la colonización judía, de la guerra y de la ocupación.
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