El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau y el presidente ruso, Vladimir Putin.

El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau y el presidente ruso, Vladimir Putin.
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Canadá tiene que hablar con Rusia sobre el Ártico

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Pese a las acciones de Vladimir Putin en Siria y Ucrania, Canadá está haciendo lo correcto al organizar con Rusia una conferencia especial sobre Ártico el próximo mes, sostiene un editorial de esta semana del periódico canadiense Toronto Star.

Canadá tiene una posición de profundo desacuerdo con la política de Rusia en Siria y Ucrania. Pese a ello, ambos países todavía pueden llevar a cabo importantes conversaciones sobre otros temas, y especialmente sobre el Ártico.

Juntos, ambos países dominan el lejano norte y enfrentan desafíos similares. Es por esta razón que es totalmente apropiado que Canadá y Rusia participen en una conferencia sobre cooperación en el Ártico, prevista para fines de noviembre, sostiene el editorial del periódico canadiense.

La medida representa un paso positivo para superar el clima de frialdad existente entre Ottawa y Moscú, un clima que fue evidente bajo el pasado gobierno conservador del primer ministro Stephen Harper.

La indignación de Ottawa ante la chocante anexión rusa de Crimea en 2014 dio lugar a una política canadiense de contacto mínimo con Moscú. Más recientemente, la intimidación rusa contra los países bálticos y su apoyo militar al vil régimen del hombre fuerte en Siria, Bashar al-Assad, no han hecho nada para mejorar las relaciones.

Sin embargo, es importante mantener y ampliar la cooperación con Rusia sobre una serie de temas relativos al Ártico. En pocas palabras, hace parte de los intereses nacionales que Canadá hable con Rusia.

«Cortar las relaciones con Rusia, país que es nuestro vecino, no sirve a nadie,» dijo este fin de semana Pam Goldsmith-Jones, secretaria parlamentaria del ministro canadiense de Relaciones Exteriores, Stéphane Dion. A tiempo de expresar su «profundo desacuerdo» con las políticas inaceptables de Rusia, Goldsmith-Jones, indicó que el gobierno canadiense será el anfitrión de una conferencia entre Canadá y Rusia sobre el Ártico, a llevarse a cabo en Ottawa el próximo mes.

En un discurso publicado en línea el pasado jueves, la portavoz de Relaciones Exteriores de Canadá señaló que «Entre nosotros controlamos el 75 por ciento del Norte», y que «evitar que los científicos de ambos países puedan dialogar es algo ilógico.»

No faltan temas que tratar, empezando por el enorme impacto del cambio climático, incluyendo un aumento de la navegación global a medida que el hielo del Ártico va despareciendo. El tema de la explotación de los recursos naturales necesita ser resuelto, sobre todo la extracción de los yacimientos de petróleo y gas en alta mar.

También está el tema del bienestar de las poblaciones indígenas como una preocupación común. Está la protección de la soberanía nacional, así como la posibilidad de incrementar la preservación de los delicados ecosistemas del norte mediante compromisos transfronterizos compartidos.

La portavoz de relaciones Exteriores de Canadá, Pam Goldsmith-Jones describió la cooperación en el Ártico como una prioridad del gobierno liberal, y es así como debería ser.

Los críticos conservadores que lamentan que Ottawa está acomodándose a los intereses rusos no entienden lo que está en juego. O están simplemente intentando ganarse el favor de los ucraniano-canadienses que quieren que el gobierno canadiense adopte una línea dura contra el presidente ruso, Vladimir Putin.

Si bien es comprensible y, de hecho, necesario el poder expresar la oposición de Canadá a los excesos de la política exterior de Putin, por otro lado no tiene sentido mantener los intereses de Canadá en el Ártico como rehenes de una serie de eventos sin ningún vínculo casi al otro lado del mundo, dice finalmente el editorial del periódico canadiense Toronto Star.

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Ártico © Radio-Canada
Categorías: Internacional, Medioambiente y vida animal, Política
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