Rodrigo Duterte, presidente de Filipinas, aprovechó una visita a Pekín para confirmar este jueves que su país se alineará en el futuro con China en vez de Estados Unidos. Un cambio diplomático mayor anunciado pocas horas después de un encuentro con su homólogo chino Xi Jinping.
“Estados Unidos perdió. Me realineé ahora con su corriente ideológica”, dijo el presidente Duterte ante empresarios chinos y filipinos reunidos en el Palacio de la Asamblea del Pueblo en Pekín, durante un foro económico.
“Quizá también vaya a Rusia para hablar con el presidente Putin y decirle ahora somos tres contra el mundo: China, Filipinas y Rusia. Es la única forma” Rodrigo Duterte.
Según el ministro chino de Relaciones Exteriores, el presidente chino Xi Jinping dijo por su parte que está dispuesto a “participar en la construcción de infraestructuras (en Filipinas), en los sectores de las vías férreas, del transporte urbano sobre rieles, autopistas y puertos”.
Según el ministro de Comercio de Filipinas, Ramón Lopez, la vista del presidente Duterte a China debe permitirá concluir acuerdos que totalizan los 17.800 millones de dólares.
Esta visita del presidente Duterte a China, en compañía de unos 200 empresarios de su país, consagra el recalentamiento de las relaciones diplomáticas entre Manila y Pekín, que se habían enfriado considerablemente estos últimos años debido a un diferendo sobre la soberanía de islas en el mar de China meridional.
Después que China hubiera ocupado en 2012 el Atol de Scarborough, situado a unos 170 kilómetros de Luçon, la principal isla filipina, el entonces presidente Benigno Aquino había presentado una queja oficial ante un tribunal internacional de arbitraje sobre este asunto. El fallo de la corte, el mes de julio pasado, había dado razón a Filipinas.
Rodrigo Duterte, que llegó al poder antes del fallo, mostró que no tenía la intención de continuar el litigio. “Ese expediente fue reportado a más tarde”, dijo Duterte hoy, para privilegiar la cooperación económica con China. Una posición que China felicitó.
El diferendo entre Manila y Washington estalló después que el presidente filipino hubiera comenzado una violenta campaña contra la criminalidad que dejó hasta el momento más de 3.700 muertos. La Unión Europea y Naciones Unidas también denunciaron la política filipina a ese respecto.
Desde entonces Rodrigo Duterte ha multiplicado sus declaraciones hostiles contra Estados Unidos e incluso trató al presidente estadounidense Barack Obama de “hijo de puta”.
Ante la comunidad filipina en China, el presidente Duterte dijo que su país no se benefició de su alianza con Estados Unidos. “No iré más a Estados Unidos. Allá solo me van a insultar” dijo, y reiteró sus insultos contra el presidente Obama.
Radio Canadá/Agencia France-Presse/Reuters/Le Monde
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