Los trabajadores, que habían sido contratados por una empresa, se encontraban trabajando para otra cuando fueron arrestados.
Las autoridades sospechan que violaron las disposiciones de migración al cambiar de empleador sin contar con las autorizaciones preliminares ya que su contrato original los obligaba a trabajar únicamente con quien los hizo venir a Canadá.
Martín Movilla habló –sobre el tema- con la abogada Susan Ramírez quien defiende los intereses de esos trabajadores.
Un contrato que no es flexible
El caso de los 14 trabajadores -que podrían ser deportados- tiene como base un contrato específico que obliga al trabajador temporal extranjero a venir al país y trabajar –únicamente- con quien le hizo la oferta de trabajo.
Así las cosas el trabajador no puede cambiar libremente de empleador. Al hacerlo –como sucedió en este caso- el contratado se arriesga a ser excluido del programa en su país por incumplimiento de contrato y a no poder regresar a Canadá.
Las particularidades
En este caso, la abogada de los 14 detenidos asegura que sus defendidos fueron engañados por la segunda empresa que los contrató –una agencia de empleos- que les habría hecho creer que se encargaría de arreglar todo para que su paso o cambio de empresa fuera totalmente legal.
Sin embargo, dice la abogada, aunque se firmó un acuerdo con un consejero de inmigración –por varios miles de dólares- nunca se hicieron los procedimientos ante las autoridades migratorias para validar el cambio.
El desconocimiento de la ley
En derecho hay un principio de base según el cual el desconocimiento de la ley o de las normas no exime de culpa, es decir que no exonera a una persona de cumplirlas. (Ignorantia legis neminem excusat, en latín)
Lo que se trata de buscar en casos como este es demostrar que se habría presentado un engaño, un fraude, que llevó a los afectados a creer que estaban actuando de acuerdo a la ley y las normas migratorias que los cobijaban.
Los trabajadores inmigrantes temporales: un eterno debate
El tema de los derechos de los trabajadores inmigrantes temporales –que viene al país en una época del año para trabajar en funciones específicas y que son contratados desde su país de origen- siempre ha tenido varias aristas.
Casi todo es bueno
No son pocos los que consideran que los trabajadores temporales inmigrantes son personas “privilegiadas” que vienen a ganar aquí lo que nunca ganarían en sus países y que –incluso- en ocasiones ganan más que muchos los profesionales de sus regiones de procedencia.
En otras palabras deberían siempre estar agradecidos con la “oportunidad” que les dan y las condiciones de trabajo.
Es claro que muchos trabajadores vienen cada año, desde hace mucho tiempo, a los mismos lugares y logran desarrollar amistades con sus empleadores y mejoran su calidad de vida y la de sus familias en sus países de origen.
No todo lo que brilla es oro
Para otros, incluyendo movimientos sociales, sindicatos y un sector de la población, la situación no es siempre tan buena.
Se habla de maltrato, malas condiciones de habitación, abusos con el exceso de trabajo, pocos o ningún derecho de servicios de salud, pagos o descuentos de ley que nunca los benefician y violaciones de las cláusulas de los contratos originales que los llevaban a recibir menos dinero del previsto.
Así las cosas, el control de las autoridades canadienses sería insuficiente sobre los empleadores y habría poca presencia de las autoridades de los países de origen para defender los derechos de sus ciudadanos.
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