Mientras que el proceso electoral en Estados Unidos concluía de forma dramática y sorpresiva con la victoria del ricacho Donald Trump, otro proceso electoral, aún más complejo se llevaba a cabo en uno de los países más golpeados por las catástrofes naturales y con menos recursos en el continente. Haití.
Este pasado domingo se llevó a cabo unas elecciones presidenciales, legislativas y municipales en el país caribeño. Esto tras un año de incertidumbre política y económica. Unas elecciones anteriores, llevadas a cabo en octubre del 2015, fueron anuladas debido a un fraude generalizado.
Este domingo se enfrentaron dos candidatos principales, Maryse Narcisse, candidata de la organización política Fanmi Lavalas, una formación política de izquierda formada por Jean-Bertrand Aristide en 1996, el otro aspirante a la presidencia es Jovenel Moise, un empresario candidato de la formación Parti haïtien Tèt Kale, fundado por Michel Martelly en 2012.

Fue en 2015, que el presidente Michel Martelly, designó a Jovenel Moisés como candidato presidencial del Partido de Haití Tet Kale (PHTK), en unas elecciones anuladas debido al fraude.
El pasado lunes, el PHTK declaró a su candidato Moise como “el presidente electo de Haití”, una declaración que desencadenó una serie de manifestaciones del partido Fanmi Lavalas, que teme un nuevo fraude electoral.

En conversación con Radio Canadá Internacional, Frantz Voltaire, director del Centro internacional de documentación e información haitiana, caribeña y afrocanadiense (CIDIHCA), con sede en Montreal, explica que solamente el 20% de los votantes haitianos participaron en los comicios y que la democracia es una institución que todavía no responde a las necesidades de la población haitiana.
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