Encontramos a David Toscana en Montreal, participando en el Salón del Libro de esta ciudad, evento que se llevó a cabo en la metrópolis de la provincia de Quebec a mediados de octubre. Estaba sentado detrás de una pequeña mesa de exposición en el Pabellón México, país que fue el invitado mayor al evento.
En conversación con Radio Canadá Internacional, Toscana explica que la suya es una literatura que desciende de Cervantes. Lo que le fascina es el poder de la literatura. Sus personajes pueden ser quijotescos o sanchescos.
La literatura muy realista le hace sentirse prisionero, en cambio, la quijotesca le otorga libertad. Él dice que el desquiciamiento abre la puerta de las posibilidades.
Con mirada crítica, David Toscana dice que la Academia española está cometiendo un crimen al publicar una edición mutilada del Quijote destinada a los jóvenes. El que la escriba Pérez Reverte, editándola, como si hubiera paja en la obra, o publicado una nueva edición en lengua llamada “contemporánea” son para él gestos de mediocridad y pobreza cultural.
“Ahora todo se vuelve comercio. Como no podemos traer lectores a los libros, ahora hay que masticar la literatura y pre digerirla a fin de facilitar su lectura”, sostiene Toscana, para quien bajar el nivel de la literatura es un signo de estos tiempos en los que el comercio crudo y sin imaginación se disfraza de vulgarización.
“Vámonos a los clásicos tal como eran, y nunca a un resumen que dizque para jóvenes”
David Toscana, escritor mexicano
Para Toscana, Sor Juana Inés de la Cruz es una escritora que tiene que ser revalorizada en México. Él sostiene que al mirar la literatura mexicana parecería que esta empieza a principios del siglo XX, con la Revolución Mexicana.
“Cuando vemos el Siglo de Oro en España, vemos que son todos escritores hombres. En América tenemos a una mujer, una poeta absolutamente universal”, destaca el autor mexicano.
Sor Juana Inés de la Cruz fue una religiosa de la Orden de San Jerónimo y escritora novohispana, exponente del Siglo de Oro de la literatura en español. Cultivó la lírica, el auto sacramental y el teatro, así como la prosa. Desde el punto de vista de Toscana, sus textos tienen hoy la misma vigencia que entonces, y su lenguaje es de tal frescura que supera las barreras del tiempo.
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