El poderoso tifón Nock-Ten, que azotó el archipiélago de Filipinas, el domingo pasado y que perturbó las celebraciones de Navidad de miles de filipinos, dejó un saldo de por lo menos 6 muertos y 18 heridos, según el último informe del gobierno.
Nock-Ten no causó muchos estragos en la capital, Manila, donde viven 13 millones de personas, pero causó bastantes estragos y sembró la destrucción a su paso por el archipiélago.
Un ferry que encalló en la provincia de Batangas, al sur del país, debido a la tormenta dejó 1 muerto y 18 desparecidos. Las inundaciones y objetos arrastrados por los violentos vientos dejaron otros 5 muertos.
Numerosas provincias siguen privadas de electricidad este martes. Las autoridades anunciaron ayer que 330 vuelos nacionales e internacionales habían si cancelados.
Más de 429.000 personas fueron evacuadas desde el 23 de diciembre, en previsión del paso del tifón.
“Numerosas casas fueron arrastradas por el viento. Infraestructuras como escuelas y hospitales también fueron duramente golpeadas”, dijo Mina Marasigan, portavoz del Consejo Nacional de Gestión de Catástrofes.
La tormenta perdió intensidad este lunes y continuó su camino en el Mar de China.
El tifón Nock-Ten, que lleva el nombre de un pájaro de Laos, es uno de los raros tifones en golpear el archipiélago en este período del año. Normalmente, los tifones se forman entre los meses de junio y octubre, pero los científicos afirman que las tormentas de los últimos años son una consecuencia de los cambios climáticos.
Más de 7.350 personas murieron en noviembre de 2013 durante el paso del poderoso tifón Haiyan.
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