El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, confirmó que su gobierno no cambiará su decisión de aumentar los precios de los combustibles, a pesar de las protestas que se han producido en todo el país.
La gasolina y el diesel –en sus diferentes presentaciones y calidades- aumentaron entre el 14 y el 20 por ciento, en los primeros días de 2017.
Los nuevos precios son consecuencia de una política de liberalización de precios que fue promulgada por el ejecutivo en 2015 y que, según se prometió en su momento, debía –al contrario de lo sucedido en los tres primeros días del año- reducir los precios de los combustibles.
Tal como lo han hecho varios especialistas, columnistas, editorialistas y analistas, el Banco Central de México mostró su preocupación de que el alza en los precios de la gasolina y el diesel aumenten la inflación.
Incluso la poderosa Confederación Patronal Mexicana, que reúne a los empresarios del país, consideró que los nuevos precios son desproporcionados.
Una docena de Estados mexicanos han vivido las protestas, los bloqueos de vías y las marchas de los ciudadanos que no aceptan la decisión gubernamental.
El presidente Peña Nieto considera que el aumento de los precios de la gasolina es una medida necesaria que se ajusta a la realidad de los precios internacionales.
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