El asesino serial Anders Breivik le dijo al tribunal que lo juzga que su aislamiento en prisión lo ha dañado profundamente y que incluso lo ha llevado a volverse aún más radicalizado.
El hombre, de 37 años de edad, considerado un extremista de derecha, que mató a 77 personas en sendos ataques perpetrados en 2011, está cumpliendo una pena de 21 años de cárcel, en una prisión de máxima seguridad en el sur de Noruega.
Breivik es sometido a estrictas normas de vigilancia durante su encierro, que incluye el monitoreo de su correspondencia y se encuentra en confinamiento solitario desde su condena en 2012. El reo sólo tiene acceso a un número restringido de contacto con otras personas, principalmente personal carcelario, médicos o algún sacerdote.
Vestido con un traje negro y sin mostrar ningún tipo de emoción, el peor asesino serial de la historia de Noruega habló a los jueces de forma coherente, diciendo que está de acuerdo con los procuradores que sostienen que él se ha vuelto más radical en prisión.
“El aislamiento me ha dañado y la radicalización ha sido una consecuencia de eso”, dijo el preso ante los magistrados que analizan una apelación del gobierno noruego, que busca anular un fallo que sostiene que las condiciones de detención del hombre, principalmente en lo que hace a su contacto casi nulo con otras personas, viola los derechos humanos.
En 2016, Breivik demandó al gobierno de su país, aludiendo que su aislamiento, los constantes registros a cuerpo desnudo y haber permanecido casi permanentemente esposado e la primera fase de su encarcelamiento, son una violación lisa y llana de sus derechos como persona.
En julio de 2011, Breivik realizó un ataque con bombas contra sedes gubernamentales, en los que murieron 8 personas y luego mató a mansalva a 69 jóvenes que se encontraban en un recreo de verano.
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