A mediados del año 2012, producto de un recorte presupuestario del gobierno federal canadiense de aquel entonces, Radio Canadá Internacional terminaba sus transmisiones de onda corta. Si bien todavía existen algunas señales similares, la onda corta ha ido desapareciendo poco a poco. Lo que no estaba previsto en un futuro cercano era la finalización de las transmisiones en FM. Y esto es lo que acaba de ocurrir en Noruega, primer país del mundo que oficialmente pone fin a sus transmisiones de frecuencia modulada, un sistema que se puso en marcha en Estados Unidos en 1945.
A partir del 11 de enero del 2017, Noruega pasa a ser el primer país del mundo en dar por finalizada la era de uno de los íconos de la transmisión radial de alta fidelidad, la FM. En realidad, no es un corte abrupto sino que progresivamente y por regiones, las señales de FM dejarán de emitir. La primera estación que realiza este cambio histórico es justamente la NRK, el servicio público de radiodifusión noruego que dará el paso inicial antes que las emisoras comerciales.
Las autoridades aseguran que el nuevo sistema de transmisión digital de audio, llamado DAB (digital audio broadcasting) por sus siglas en inglés, dará lugar a un aumento de las emisoras y un crecimiento en cuanto a contenidos pues los costos de mantenimiento de este nuevo estándar resulta ser ocho veces inferior a la FM tradicional.
Según datos del ministerio de Culturo de Noruega, la digitalización total de sus emisiones nacionales de radio dará como resultado un ahorro anual de al menos 25 millones de dólares. Ole Jorgen Torvmark, director del ente que congrega a los profesionales del sector de la comunicación, sobre todo de la radio pública y algunas privadas del país, asegura que “la gran diferencia y la principal razón de este cambio tecnológico gigantesco es que se pretende ofrecer una mejor oferta radial al conjunto de la población”.
La ministra de Cultura de Noruega aseguró que “hay otras ventajas en la digitalización total del servicio. Entre otros, los oyentes podrán tener acceso a un contenido diverso y pluralista en una calidad de audio mayor y con nuevas funcionalidades.
A ciencia cierta, el proyecto no es nuevo. Desde el año 1995 que el DAB y la FM comparten el espacio hertziano en Noruega aunque ahora, por diversos motivos, entre ellos el económico, decidieron dar el salto y dar de baja la frecuencia modulada a nivel nacional. El tipo de topografía del país, sobre todo montañoso y la distribución de la población, encarece sobremanera la transmisión de la frecuencia modulada.
Según un sondeo dado a conocer en el mes de diciembre de 2016, la mayoría de los noruegos NO estaban de acuerdo con el apagado definitivo de la FM aunque la decisión fue tomada a nivel gubernamental. Lo interesante del caso es que si bien en este sondaje, la mayoría se había pronunciado asegurando que el cambio era prematuro, cerca del 75 % de la población ya poseía un aparato para decodificar la señal digital del DAB en sus casas, aunque no sucede lo mismo en el parque automotor. Las cifras de autos con aparatos capaces de decodificar el DAB es significativamente inferior y si bien se puede instalar un adaptador, los precios no son tan accesibles, según algunos críticos del cambio.
Cabe destacar que el sistema digital que Noruega adoptó para sus emisiones radiales sigue difundiendo por vía hertziana, como lo hace la FM. Lo que cambia es la transmisión y luego la decodificación que permite el uso más eficiente del espectro electromagnético y que otorga un número mucho más grande de frecuencias y al mismo tiempo una banda de trasmisión más ancha en la que se pueden difundir servicios adicionales.
Si bien algunos países de Europa y Asia reflexionan y contemplan la posibilidad de un cambio progresivo hacia este nuevo sistema digital, en Suecia, la auditora nacional aconsejó al gobierno no hacer cambios y mantener su red de frecuencia modulada. Para Simon Spanswick, presidente de la Asociación Internacional de Radiodifusión, hay muchos países que están en contra del cambio digital, por el solo hecho de evitar el descontento de la gente que tendrá que invertir en nueva tecnología.
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