Es bombero de profesión, no tiene todavía 40 años, en su tiempo libre practica esquí lo que le garantiza un buen estado físico.
Lo que pocos se imaginaron es que este quebequense, Sébastien Lapierre, se convertiría en el primer canadiense en alcanzar el Polo Sur en solitario, una hazaña lograda después de 42 días y 5 horas de expedición en condiciones extremas.
El bombero tenía que esquiar más de 10 horas por día e ingerir más de 7.000 calorías, incluyendo las barras de granos y chocolate, también tuvo que añadir aceites y grasas en sus comidas. Sin olvidar que tenía que esquiar arrastrando cerca de 225 libras de equipo y alimentos.
«Cuando llegué al Polo Sur, me invadió la emoción. Al poner la mano en el marcador, todas las emociones subieron. Una sensación de logro increíble, pero también una sensación de relajación de toda esta presión y, la verdad, del sufrimiento acumulado «, dijo el explorador en una entrevista con Radio-Canadá.
El bombero en Quebec desafió el viento y temperaturas de menos 50 grados para franquear con los esquíes de fondo los 1.200 kilómetros hasta la estación de investigación científica Amundsen-Scott, situada a 2800 metros sobre el nivel del mar en la Antártida.

Formar parte de un club muy selecto
Al convertirse oficialmente en el primer canadiense en alcanzar el Polo Sur en solitario y en completa autonomía, Sebastien Lapierre es consciente de haber logrado un hecho inusual.
«Uno sobre 30 millones de canadienses, ¡es algo! E incluso en el mundo, son sólo alrededor de veinte en haberlo logrado. Se trata de un exclusivo club al que pertenezco ahora «, dijo el hombre, de 38 años, quien admite no haber dormido en toda la noche después de su llegada.

Autonomía de 50 días
Sébastien Lapierre había partido con los recursos necesarios para ser autosuficiente durante 50 días, pero esperaba cubrir la distancia en 45 días. Volvió al campamento con las reservas y por delante de su itinerario de viaje. Su orgullo, sin embargo, es que nunca tuvo problemas de salud.
Lo peor que he tenido fueron pequeñas ampollas en los talones en los primeros días.
-Sebastien Lapierre
«Cada semana llamaba a los médicos a la base del campo y ellos mismos se sorprendieron. Me hacían preguntas cada vez para tratar de encontrar problemas, cuenta el aventurero. Vengo aquí y veo a otras personas que llegan de una expedición con la cara congelada, los dedos, las rodillas destrozadas, los músculos doloridos. »

Visibilidad cero
El viajero pensó que el viento sería su peor enemigo, una vez en el terreno, pero no esperaba tener que hacer frente a condiciones de visibilidad cero. Durante cinco o seis días, las nubes le impidieron distinguir entre el cielo y la tierra.
«Ni siquiera podemos ver dónde poner los pies. El cerebro no es capaz de predecir cómo adaptarse. Estamos todo el tiempo en desequilibrio, no se puede avanzar mucho. Fue muy duro para el espíritu «, dice.
Regreso a casa
Sébastien Lapierre pasara unos pocos días «de lujo» en la estación de investigación a la espera para coger un vuelo a Chile el sábado. Sin embargo, afirma que en la Antártida «el tiempo es el rey» y el viaje de regreso podría retrasarse si las condiciones meteorológicas son adversas.
Si todo va bien, se encontrará con su esposa e hijos en Quebec el 18 o el 19 de enero.
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