Los temores de una caída del mercado inmobiliario canadiense, afectado por las nuevas normas hipotecarias, principalmente en lo que hace al capital que el comprador debe aportar para obtener una hipoteca, no se están cumpliendo.
Según números de la Canadian Real Estate Association, la venta de viviendas en todo el país registró un incremento del 2,2 por ciento en diciembre último, en comparación con el mes precedente.
La suba en el número de transacciones se ubicó por debajo de las expectativas más optimistas, pero de todos modos marcó una recuperación de la caída registrada a lo largo del último año.
Los miedos tuvieron su principal razón en las restricciones y exigencias que las normas hipotecarias vigentes imponen a quienes buscan adquirir una vivienda.
Los aspirantes a compradores deben aportar de su bolsillo el 10 por ciento del costo del inmueble a adquirir, en concepto de avance de fondos. Anteriormente, la cifra equivalía al 5 por ciento del precio total. También se fijaron límites a los montos pagados en concepto de cuota hipotecaria: la misma no debe superar el 25 por ciento de los ingresos familiares.
Como resultado, a lo largo de 2016 muchos aspirantes a la casa propia, sobre todo jóvenes, debieron postergar la adquisición o descartarla de plano. Aún quienes cumplieron con los requisitos para comprar se vieron obligados a ahorrar durante más tiempo o bien comprar inmuebles más baratos en su precio final, pero pagando cuotas más elevadas.
Razones del cambio
Lejos de querer afectar negativamente al mercado inmobiliario, cuyo dinamismo conforma una parte importante del PBI, las autoridades económicas federales decidieron restringir las normas que rigen el mercado con el objetivo de evitar que los canadienses se siguiesen endeudando, sobre todo con la perspectiva de un incremento a corto plazo de las tasas de interés.
Por otro lado, el fuerte aumento en el precio de los inmuebles registrado en varias ciudades del país, especialmente en Calgary, Toronto y Vancouver, encendió las luces de alerta en torno a la posibilidad de que se generase una nueva “burbuja inmobiliaria”, como las que se conocieron en años recientes en Estados Unidos y varios países de Europa.
En el caso específico de Vancouver, otro de los factores que generó alarma fue la multiplicación de transacciones a partir de la adquisición de viviendas en masa por parte de la comunidad asiática, principalmente de origen chino, que llevó a un aumento considerable en el valor de las mismas. Sólo por citar un ejemplo, una casa que en los alrededores de Montreal puede costar entre 300.000 y 500.000 dólares, en Vancouver llega a superar fácilmente los 2 millones.
Datos promisorios
El número de inmuebles transados en todo el país a lo largo de 2016 fue superior en 6,3 por ciento en comparación con el año anterior, debido en buena medida a la gran cantidad de operaciones registradas en la primera parte del año.
A su vez, el índice de precios de la vivienda en diciembre último fue 14,3 por ciento superior al registrado 12 meses antes, al tiempo que el costo promedio de los inmuebles aumentó 3,5 por ciento.
Según los datos más recientes, en noviembre y diciembre de 2016 hubo menos propiedadess disponibles en el mercado, lo que podría haber ayudado a una suba en los precios.
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