Estados Unidos organizó el derrocamiento de Allende en 1973.

Estados Unidos organizó el derrocamiento de Allende en 1973
Photo Credit: CBC

La hipócrita indignación de Estados Unidos ante la ciber-interferencia de Rusia

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Michael Enright es una de las voces más respetadas en la radio pública canadiense. En un reciente ensayo, el presentador del programa dominical “The Sunday Edition” abordó el tema de la indignación que parece sacudir a la clase política y los medios en Estados Unidos sobre una presunta interferencia rusa en las elecciones estadounidenses de noviembre pasado en las que triunfó el ricacho Donald Trump.

Hay algo tremendamente irónico, incluso risible, en los fulminantes ataques de fin de año de Barack Obama sobre las actividades rusas de pirateo informático.

Obama acusó a Vladimir Putin y las agencias de inteligencia del Kremlin de interferir en las prácticas democráticas y la gobernabilidad de los Estados Unidos.

Decir esto es irónico, porque ningún otro país ha trabajado tanto durante décadas para socavar los gobiernos de otras naciones, como lo ha hecho Estados Unidos.

Vladimir Putin y Barack Obama
Vladimir Putin y Barack Obama © AFP/ERIC FEFERBERG

Lo que tiene acalorado al presidente Obama es una serie de informes de las agencias de inteligencia de Estados Unidos que sostienen que los rusos piratearon las computadoras del Comité Demócrata Nacional y utilizaron algunos correos electrónicos embarazosos para favorecer la elección de Donald Trump.

Que estas acusaciones sean ciertas o no, lo concreto es que Trump no necesitaba ninguna ayuda de los rusos. El Comité Demócrata Nacional se encontraba afanosamente perdiendo por su cuenta esa elección.

En los últimos días del 2016, el presidente Obama promulgó una serie de sanciones contra Rusia. Esto incluyó la expulsión de 35 miembros de la inteligencia rusa y la clausura de dos propiedades que tenían los rusos en Estados Unidos.

Con una cara seria, el presidente Obama declaró que “Estados Unidos y sus amigos y aliados en todo el mundo deben trabajar juntos para oponerse a los esfuerzos de Rusia para socavar las normas internacionales de conducta y de interferir con la gobernabilidad democrática».

Fotografías de algunos de los aproximadamente 30.000 desaparecidos durante la dictadura argentina mediante el Plan Cóndor, un plan de represión política internacional apoyado por la CIA.
Fotografías de algunos de los aproximadamente 30.000 desaparecidos durante la dictadura argentina mediante el Plan Cóndor, un plan de represión política internacional apoyado por la CIA. © Archivos

Lo que hace esta declaración cómica e hipócrita al mismo tiempo es una lectura selectiva de la historia.

La participación de Estados Unidos en dictar y dirigir la vida política de otros países tiene una larga y sórdida historia que se remonta a mediados del siglo XIX. Ya sea abiertamente o en secreto, Estados Unidos ha socavado gobiernos democráticamente elegidos en todo el mundo, especialmente en América Latina.

Estados Unidos ha planificado el derrocamiento de decenas de gobiernos y ha instalado y apoyado en su lugar a dictadores y regímenes fascistas, dice el ensayista Michael Enright, de la radio pública canadiense CBC.

Henry Kissinger, cuando era el Secretario de Interferencia Global bajo el gobierno de Richard Nixon, era un maestro a socavar gobiernos democráticamente elegidos, siendo el caso más notorio el de Chile en 1973.

Algunos actos de interferencia como la guerra contra México en 1846 y las Filipinas en 1899 fueron simplemente usurpaciones territoriales.

La entrada de la CIA en Virginia, Estados Unidos.
La entrada de la CIA en Virginia, Estados Unidos. © Larry Downing / Reuters

En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando el temor al comunismo se transformó en una obsesión en Washington, Estados Unidos se lanzó a derrocar gobiernos si sentía que eran demasiado amistosos con Moscú.

En Irán, en 1953, la CIA patrocinó el derrocamiento del gobierno electo de Mohammad Mossadegh y lo reemplazó con un supuesto demócrata, el Shah Reza Pahlevi.

Al año siguiente, la CIA planificó y ejecutó el derrocamiento del gobierno democráticamente elegido de Jacobo Arbenz en Guatemala.

En 1958 en la Operación Blue Bat, o garrote azul, el presidente Dwight Eisenhower amenazó con invadir el Líbano si la oposición interna ponía en peligro al gobierno pro-occidental.

A esta lista se puede añadir el derrocamiento del gobierno socialista de Ghana en 1966, la invasión de Granada en 1983, la invasión de República Dominicana en 1965, el derrocamiento del gobierno de Aristide en Haití en 1991, las invasiones de Panamá, de Honduras, de Nicaragua y la interferencia estadounidense en docenas de otros países.

El derrocado ex presidente de Haití, Jean-Bertrand Aristide.
El derrocado ex presidente de Haití, Jean-Bertrand Aristide.

Cada una de estas incursiones, militares o políticas, pueden ser consideradas como violaciones del derecho internacional en virtud de la Carta de las Naciones Unidas.

Tampoco es difícil imaginar que, teniendo en su posesión las más grandes organizaciones de inteligencia en el mundo, Estados Unidos también ha cometido algunos crímenes cibernéticos.

Mi definición favorita de un hipócrita es alguien que olvida fácilmente sus propios defectos, pero que no duda en denunciarlos en otra persona.

Como dice el refrán: al que le caiga el guante, que se lo chante, dice finalmente el ensayo de Michael Enright, presentador del programa dominical en la radio pública canadiense “The Sunday Edition”.

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Categorías: Internacional, Política
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