El Parlamento Europeo se prepara para votar, el 14 de febrero, la aceptación o rechazo de un acuerdo comercial integral entre la Unión Europea y Canadá, conocido bajo el nombre de CETA.
La iniciativa ha generado grandes expectativas, pero también resistencias y críticas firmes, particularmente entre sindicatos, organizaciones agrícolas y grupos ecologistas.

Quienes se enmarcan en esta última posición, destacan que el contenido del acuerdo tiene como único objetivo incrementar el flujo de inversiones, lo que sólo favorecería a las grandes empresas.
En Europa se señala, además, que resulta inaceptable que se intente imponer el esquema legal existente en Canadá, lo que se traduciría en una rebaja de las exigencias presentes en las normas laborales, ambientales y sanitarias vigentes en el Viejo Continente.

En ese contexto, el sábado 21 de enero se llevarán a cabo marchas contra la aprobación del convenio en diversas ciudades de Europa.
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, y los temores que genera respecto al posible resurgimiento de proteccionismo comercial, y el Brexit, la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea podrían, de todos modos, inclinar la balanza a favor del acuerdo.

Blanca Ruibal, portavoz de Amigos de la Tierra sección España, habló del tema con Luis Laborda.
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