Como cada año, el invierno presenta un desafío para la mayoría de los canadienses. La tormenta que se abatió la semana pasada sobre el este del país, castigando con singular fuerza a Nuevo Brunswick, donde decenas de miles de personas siguen sin electricidad, reavivan la discusión en torno a la mejor manera de hacerle frente a esa estación del año.
Si bien en varias zonas del país la época invernal ha sido este año relativamente suave, ciudades como Montreal buscan una forma efectiva de deshacerse de las acumulaciones de nieve.
Tras cada tormenta, la urbe se enfrenta al trabajo de remoción y limpieza del hielo acumulado en sus calles. La circulación de peatones, el transporte y el estacionamiento no son los únicos afectados.
El funcionamiento general de la ciudad puede verse alterado y eso tiene sus consecuencias económicas.

La menor afluencia de clientes, los problemas para las tareas de carga y descarga de mercancías, calles parcialmente anegadas o incluso cerradas a la circulación, son algunos de los problemas de los que la ciudad aspira a desembarazarse.
En ese sentido, en 2015 Montreal comenzó a hablar del proyecto de “calefaccionar” algunas de sus arterias en su zona más céntrica.
La idea consiste en calentar las calles en cuestión para evitar la acumulación de nieve en las veredas y de esa forma asegurar que las mismas sean transitables con facilidad durante todo el invierno.
Se trataría, según el proyecto inicial, de un sistema subterráneo que combinaría el uso de electricidad y químicos como el etilenglicol, para mantener la temperatura del suelo a 3 grados centígrados. Eso haría que las precipitaciones se licúen y, convertidas en agua, se escurran a través del sistema de alcantarillas.

Efectos positivos
Además de la mejora en las posibilidades de desplazamiento y circulación, otra consecuencia apreciada por vecinos y autoridades sería la reducción en la utilización de productos químicos, que son aplicados en la actualidad para fundir la nieve y evitar la formación de hielo en las calles, con las consecuencias que eso tiene sobre el medioambiente.
Paralelamente, se reducirían los trabajos de remoción de nieve, que no sólo complican los desplazamientos por las zonas sujetas a los operativos, sino que además se traducen en gastos cada vez mayores, solventados por una parte de los impuestos que pagan los contribuyentes.

El sistema será instalado en un tramo de la calle Sainte-Catherine, en pleno centro de la ciudad, una de las arterias más comerciales de Montreal, con negocios de todo tipo, grandes centros comerciales y hoteles de primera línea en las inmediaciones.
En una primera etapa se busca aclimatar una porción de esa arteria de aproximadamente 600 metros, aunque no se descarta extender el sistema en el futuro e, incluso, aplicarlo en otras calles. De hecho, quienes están a favor de la iniciativa opinan que la misma debería aplicarse, por ejemplo, a la calle Sanit-Denis y al bulevar Saint-Laurent, ambos repletos de restaurantes, bares y locales bailables a los que asisten miles de personas cada semana.

Riesgos
Del otro lado de la moneda, expertos advierten que es necesario asegurar que los materiales elegidos para la tarea puedan soportar las crudas temperaturas invernales quebequenses, que en sus días extremos pueden llegar a –y superar- los 30 grados bajo cero y que en promedio se ubican en los 15 grados bajo cero durante el período más frío, en enero y febrero.
Una selección equivocada de esos productos podría hacer que el sistema deje de funcionar justo cuando más se lo necesite o, incluso, dañar las calles, haciendo que se produzcan grietas y filtraciones que podrían afectar los tendidos de la red eléctrica y de suministro de agua.

Otras experiencias
Soluciones parecidas a las contempladas por Montreal se aplican con éxito en ciudades de Estados Unidos, Islandia, Noruega y Japón. El sistema no es idéntico siempre, ya que en algunos casos, por ejemplo, se prefirió reemplazar la electricidad con la energía geotérmica.
Otro modelo lo constituye el aplicado por las autoridades de Moscú. Beneficiados por la existencia de un auténtico “ejército” de mano de obra barata, integrado por inmigrantes de las ex repúblicas soviéticas del sur de la extinta URSS, es decir, kazajos, uzbecos, etc., que barren las calles de la ciudad tras cada tormenta, la nieve es colocada luego en contenedores que la calientan a gran temperatura, provocando su evaporación.

Con informaciones de The Canadian Press y Radio-Canada
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