Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia inician el martes 31 de enero su “última marcha”.
Esa es la denominación que el gobierno dio a la etapa final para la transferencia de guerrilleros hacia las zonas donde, en los próximos 6 meses, deberán completar la entrega de armas a las autoridades.
“Las FARC marchan hacia la paz y una vida sin armas«, escribió el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, en su cuenta Twitter.

Los guerrilleros del principal grupo armado del país se encaminan hacia 26 zonas donde deben deponer todo su armamento a representantes de la ONU. La acción constituye el último paso para efectivizar la vuelta de los rebeldes a la vida civil.
La elección de los sitios de reunión implicó el riesgo de demoras en la etapa presente, debido a que muchas de las zonas señaladas son de difícil acceso y en la mayoría de los casos la carencia de infraestructura adecuada es evidente.
El propio jefe de las FARC, Rodrigo Londoño, había propuesto días atrás fijar una nueva fecha, ya que sólo 3 de las 26 áreas se hallaban listas para comenzar a recibir a los rebeldes.

La entrega de armas y de otros bienes, como uniformes, comenzó el lunes, y hasta el momento cerca de 1.300 guerrilleros se presentaron en los puntos establecidos.
La transferencia se lleva a cabo bajo supervisión de la ONU y del Alto Comisionado por la Paz colombiano.
De este modo, el gobierno de Colombia y las FARC, nacidas en 1964, están un paso más cerca del final de un conflicto que se desarrolló por cerca de medio siglo y produjo alrededor de 260.000 muertos, 60.000 heridos y 6,9 millones de desplazados.
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