El gobierno colombiano reaccionó por primera vez a la toma como rehén de un soldado por parte del grupo rebelde Ejército de Liberación Nacional (ELN), calificando al gesto de hostil, justo antes del comienzo de las conversaciones de paz, previstas para la semana próxima.
“Se trata de una nueva preocupación, desafortunada, que el ELN aporta al proceso de negociación, porque en lugar de un gesto de paz, se trata de un acto hostil”, declaró Juan Camilo Restrepo, jefe negociador por parte del gobierno.
Restrepo agregó que el secuestro del soldado, identificado como Freddy Ernesto Moreno, será tratado en “la primera ocasión” en la mesa de negociación de la paz, que debe comenzar a funcionar el martes 7 de febrero en Quito, la capital de Ecuador.
Luego de 3 años de discusiones preparatorias, llevadas a cabo en secreto, el gobierno puso como condición previa para el diálogo que el ELN concrete la liberación de uno de sus rehenes, el ex diputado Odín Sánchez, secuestrado desde abril de 2016, a cambio de la gracia acordada a dos guerrilleros encarcelados, al tiempo que otros dos fueron nombrados facilitadores de la paz. Odín fue puesto en libertad el jueves 2 de febrero.
El grupo rebelde reivindicó el secuestro del soldado, de 39 años de edad, capturado en el departamento de Arauca, en la frontera con Venezuela.
En noviembre de 2016 el país sudamericano alcanzó la paz con el principal grupo insurgente, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Por su parte, el ELN queda como la única guerrilla activa del país, sobreviviente de un proceso en el que participaron cerca de 30 movimientos de rebelión, fuerzas paramilitares de extrema derecha y el ejército.
La mayoría de las distintas facciones rebeldes surgió en la década de 1960 y desde entonces la violencia dejó un saldo de 260.000 muertos, 60.000 heridos y cerca de 7 millones de desplazados.
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