El síndrome de enclaustramiento es una patología neurológica que provoca una parálisis total del cuerpo del paciente, es decir, que no pueden ejecutar ningún tipo de movimiento. En algunos casos, algunos pacientes podían realizar algún tipo de movimiento ocular, lo que otorgaba la posibilidad de parpadear y responder a preguntas con respuestas “si” o “no”. Otros enfermos ni siquiera tienen esa capacidad, con lo cual el contacto con el mundo exterior y la comunicación en sí se torna casi imposible, aunque en el interior siguen enteramente conscientes. En el centro de Neuroingeniería de Ginebra, se desarrolló una interfaz que hace las veces de puente entre el cerebro de estos pacientes y un software preparado para interpretar una serie de impulsos cerebrales en respuesta a estímulos particulares y que son interpretados como “si” o ”no”.
En la aplicación puntual de este dispositivo, tres de cuatro pacientes conectados con la interface, afirmaron que querían mantenerse con vida.
El dispositivo en cuestión fue creado por el neurocientífico Niels Bribaumer. Básicamente, se trata de un gorro, con el aspecto similar a que se utiliza para las piscinas, que tiene como objetivo registrar los cambios en los impulsos eléctricos producidos por el cerebro del afectado y al mismo tiempo monitorea el flujo sanguíneo mediante una técnica conocida como “espectroscopia del infrarrojo cercano”.
Durante las pruebas, el equipo de Niels Bribaumer sometió a los pacientes a ciertas declaraciones simples y leyeron los resultados arrojados por este dispositivo. En respuesta a la declaración “me encanta vivir”, tres de los cuatro respondieron afirmativamente. Luego se les preguntó ¿estás feliz? Y la respuesta también fue afirmativa. En el caso de la 4 paciente, una mujer de 23 años, no se le hicieron preguntas abiertas porque sus padres temían que se encontrara en un estado emocional muy frágil.
3d rendering of human brain on technology background represent artificial intelligence and cyber space concept
El estudio se realizó durante varios días para poder constatar que los cuatro pacientes podían comunicarse y que no estaban haciendo lecturas erróneas de las respuestas. Durante los diez días de estudio, los investigadores preguntaron cosas como “usted nació en Berlín” o si “París era la capital de Alemania”, y mediante la modulación de los pensamientos y por ende, la alteración del patrón normal de flujo sanguíneo, pudieron recabar la información suficiente para asegurar que los pacientes estaban respondiendo a las preguntas particulares. Las respuestas trasmitidas gracias al dispositivo de Birbaumer fueron consistentes, con una precisión de un 70% del tiempo.
El neurocientífico a cargo del proyecto expresó que “el alivio fue enorme para los miembros de las familias que fueron capaces de comunicarse con sus seres queridos después de años y años de silencio total. Quizás la respuesta más significativa es el deseo de los enfermos de seguir viviendo.
Birbaumer sostiene que este sistema no sólo servirá para lograr este tipo de comunicación con gente encerrada en sí misma por El síndrome de enclaustramiento sino que ayudará a realizar diagnósticos más acertados, puntualmente con los casos de pacientes comatosos, catalogados de esa manera por carecer de movimiento ocular. Según este equipo de científicos, el dispositivo podría ayudar a determinar a ciencia cierta quien realmente permanece consciente o no, encerrado en un cuerpo sin ningún tipo de movimiento. Mirando hacia el futuro, el equipo Birbaumer ya piensa en el desarrollo de un sistema basado en la misma tecnología para que los enfermos puedan seleccionar letras y poder comunicar más que con repuestas “si” o “no”.
Fuentes: MIT Technology Review, ActualidadGadget, Xataka
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