En los últimos años, el censo se ha convertido en un símbolo de la vieja noción de que toda política pública debe estar basada en hechos y evidencias. Ahora que se conocen los datos iniciales del censo canadiense de 2016, ¿qué lecciones deberían tomar en cuenta los encargados de las políticas públicas? Esta es la pregunta que plantea un reciente editorial del periódico canadiense Toronto Star.
Una de esas lecciones es que Canadá está haciendo algo bien. Nuestra población creció un 5 por ciento desde 2011. Ahora somos, dice el Toronto Star, 35.151.728 canadienses. Esta tasa de crecimiento demográfico, impulsada en gran medida por la inmigración, es significativamente superior a la de cualquier otro país del G7. Parece que la gente quiere vivir en Canadá, y no es de extrañar. Estamos lejos de ser perfectos, pero seguimos siendo, y todavía somos vistos como uno de los países más acogedores y ricos en oportunidades en el mundo.
Los resultados del censo son alentadores. El crecimiento de la población es clave para mantener la fuerza de trabajo y las fuentes de innovación y emprendimiento que necesitamos para el éxito económico. Las políticas de inmigración abiertas, las perspectivas económicas y una red de seguridad social todavía sólida han hecho de Canadá un destino atractivo. Nuestra futura prosperidad depende del mantenimiento de esas condiciones.

A medida que nuestra población envejece y nuestra tasa de natalidad disminuye, los canadienses debemos seguir abriendo las puertas a los recién llegados de todo el mundo, no sólo porque es una obligación moral, sino también por necesidad económica, dice el editorial del Toronto Star.
Las cifras del censo proporcionan un recordatorio oportuno sobre la importancia de la inmigración para el futuro de Canadá. Entendiendo esto, el gobierno federal coqueteó el otoño pasado con un aumento «sustancial» del número de inmigrantes que Canadá recibiría en 2017, por encima del nivel actual de 260.000 personas por año. En última instancia, el gobierno desechó la idea en medio de encuestas que mostraban una resistencia a esa idea, pero el miedo y la desinformación no deberían obstaculizar el desarrollo de una política migratoria inteligente.
Hay un creciente consenso entre los expertos de que Ottawa tendrá que aumentar significativamente los niveles de inmigración en las próximas décadas para compensar el impacto económico de una población canadiense que envejece.
Algunas entidades, como el Conference Board of Canadá, sostienen que nuestro objetivo debería ser aumentar la población de Canadá a 100 millones para fines del siglo. Pero cualquier aumento significativo de la inmigración requerirá que Ottawa invierta en el fortalecimiento de su capacidad para administrar estos grandes números. El mejor momento para empezar esto es ahora, en medio de una crisis migratoria mundial y una contracción estadounidense en materia de inmigración, dice el editorial del Toronto Star.

Sin embargo, simplemente aceptar más recién llegados no será suficiente. Los gobiernos en sus distintos niveles tendrán que trabajar para que los inmigrantes se integren con éxito a la economía. En este sentido, el censo tiene mucho que decirnos.
Los recién llegados, junto con otros canadienses, se desplazan de manera desproporcionada hacia los grandes centros urbanos.
El 83% de la población vive en ciudades. El 40% de los canadienses vive en los 15 municipios más grandes del país. Sólo la ciudad de Toronto representa el 7,8% de la población y está creciendo más rápido que el país en su conjunto.
A todos nos interesa que las grandes ciudades tengan la capacidad para hacer frente a las presiones de su creciente población. Los distintos niveles de gobierno deben centrar sus inversiones en este sentido, en particular en las infraestructuras y los servicios para ayudar a los inmigrantes a integrarse y tener éxito.
Una creciente fuerza de trabajo es vital para el buen funcionamiento de la economía canadiense. Y lo que el nuevo censo muestra claramente es que no podremos tener esa fuerza de trabajo sin la apertura a los recién llegados.
Canadá necesita más inmigrantes, y cualquier inversión en su éxito es una inversión en la futura prosperidad de Canadá, dice finalmente el editorial del periódico canadiense Toronto Star.
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