Un grupo de investigadores ha propuesto el uso de bombas eólicas para volver a congelar el Ártico.
La propuesta parece ambiciosa: implica 10 millones de dispositivos desplegados en más del 10 por ciento del Ártico, a un costo de US $ 500 mil millones de dólares.

El autor principal del artículo, el astrofísico Steven Desch, preocupado por lo que algunos climatólogos predicen un Ártico sin hielo para 2030, desafió a un grupo de sus estudiantes en la Universidad Estatal de Arizona a desarrollar un método para volver a congelar el Ártico.
Para el físico Steven Desch, los objetivos del Acuerdo de París no podrán arreglar la problemática realidad de la región polar, que se calienta dos veces más rápido de lo que se pronosticaba hace unos años. Y con la intención de sumar alternativas para frenar ese deshielo, él y su equipo han propuesto una sorprendente solución: volver a congelar la región ártica.
Para ello necesitarían 10 millones de bombas de agua impulsadas por mecanismos eólicos dispersadas sobre la zona. Con ellas aspiran a arrojar el agua del océano sobre la placa de hielo para que se congele encima y así aumentar su grosor. Según sus cálculos, con esta técnica se podría agregar un metro adicional de hielo marino, lo que sería como retroceder en el tiempo al panorama que había hace 17 años.
«Un hielo más grueso significaría hielo más duradero. A su vez, eso significaría que el peligro de que todo el hielo marino desaparezca del Ártico en verano se reduciría significativamente», explica Desch a The Guardian.
De completarse el deshielo, la vida del planeta entero quedaría perturbada al perder el mayor mecanismo que existe en la Tierra para reflectar la radiación solar.
Esto, a su vez, provoca un mayor calentamiento y acelera el cambio climático global.
En el papel, la teoría funciona: el bombeo de 1,3 metros de agua a la superficie aumentaría el espesor del hielo en un metro por década.
Pero, como señala el estudio, todavía hay preguntas sin respuesta: ¿Funcionarían las bombas en las duras condiciones del Ártico? ¿Podría la producción de hielo ser escalada en un área más grande? ¿Y qué impacto tendría el uso de tantas bombas en el medio ambiente? Sin embargo, dijo Desch, es un comienzo de una conversación muy necesaria.
«Queremos provocar la discusión, hacer que la gente piense sobre el Ártico en particular, sobre la necesidad de intervenir fuertemente allí, porque nada de lo que hacemos a escala mundial va a ser lo suficientemente rápido como para salvar el hielo marino del verano en el Ártico», dijo Desch.

«Los seres humanos nunca serán una parte insignificante del sistema climático, siempre vamos a ser conductores», dijo Desch.
El equipo de Desch busca ahora poner a prueba sus investigaciones a través de modelos climáticos.
RCI/CBC
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