El balance del atentado cometido este lunes en el metro de San Petersburgo es de 14 muertos y 49 heridos, anunció la ministra rusa de Salud, Veronika Skvortsova. Pero hubiera podido ser todavía peor, afirma el director del Metro, si no hubiera sido por la sangre fría del conductor del tren.
La explosión ocurrió a las 14:40 hora local del lunes, en una línea del metro que circulaba entre dos estaciones muy frecuentadas, Sennaia Ploshchad y Tekhnology Institute, que cruzan el centro de San Petersburgo, explicaron los servicios de seguridad rusos.
El conductor del tren continuó su camino hacia la estación siguiente, a pesar de la explosión en el túnel. Esta maniobra permitió salvar a muchas personas que hubieran podido morir asfixiadas si el tren se hubiera detenido en el túnel entre las dos estaciones.
El director del metro de San Petersburgo, Vladimir Kariouguine, dijo que el conductor, Alexandre Kavarine, había salvado muchas vidas, puesto que “si hubiera tocado rescatar a las personas mientras que el tren se encontraba en el túnel habría sido más complicado”. El director del metro explicó que los socorristas pudieron ayudar a los heridos y evacuarlos rápidamente puesto que el tren se encontraba ya en la estación.
La población de la antigua capital imperial rusa guardará un duelo de tres días a la memoria de las víctimas y las banderas de la ciudad serán puestas a media asta.
La comisión encargada de la investigación confirmó la tesis del atentado terrorista y precisó que la explosión fue provocada por una bomba. Los investigadores identificaron ya al autor del atentado pero se niegan a dar más detalles por el momento “en el interés de la investigación”.
Según los servicios de seguridad de Kirguistán, GNKB, el autor del atentado suicida es un ruso de 22 años de origen kirguís, cuyo nombre es Akbarzhon Djalilov, nacido en Osh, cerca de la frontera con Uzbequistán.
La región de Osh es conocida por haber proporcionado un importante contingente de yihadistas al Estado Islámico. Unos 600 ciudadanos kirguís se unieron a varios grupos yihadistas en Irak y Siria, en particular al Estado Islámico, según el ministerio de Interior de Kirguistán.
Un segundo atentado pudo ser impedido a último minuto, pocos instantes después de la explosión en el metro, en otra estación situada en el centro histórico de la antigua capital imperial rusa. Otra bomba disimulada en un extinguidor fue descubierta y desactivada a tiempo para evitar otra explosión.
Después del atentado en los metros, las autoridades rusas reforzaron las medidas de seguridad en los metros de San Petersburgo y de Moscú, así como en los aeropuertos.
RCI/Radio Canadá/Agencia France-Presse
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