Los miles de soldados que participan en misiones de mantenimiento de la paz en todo el mundo deben saber que serán castigados por cometer actos de explotación sexual si se quiere poner fin a estos abusos, dice un editorial del periódico canadiense de mayor tirada, el Toronto Star.
La noticia era alarmante. Miembros de las fuerzas de paz de Naciones Unidas en Liberia, país africano desgarrado por la guerra, fueron acusados de de intercambiar alimentos por sexo con niñas de apenas 8 años. Un informe del organismo no gubernamental Save the Children, que dio cuenta de estas horrendas acciones encontró que tales situaciones eran resultado de una formación inadecuada, de una impunidad total, y de la connivencia entre altos funcionarios de la misión de paz y trabajadores de las ONG. Esto ocurrió en 2006.
Lamentablemente, desde entonces se han conocido noticias e informes de la ONU que han documentado repetidamente que estos abusos sexuales siguen siendo cometidos.
Sería fácil culpar a la intransigencia y la burocracia de la ONU por este problema. Y es cierto que ambos elementos juegan un papel importante. Pero la culpa también recae en los países miembros que envían a sus soldados a misiones de paz en países devastados por la guerra o que se han convertido en zonas de desastre.
Todas las partes deben ser consideradas responsables y se tienen que implementar medidas si se quiere que los soldados que conforman las fuerzas de paz lleven a cabo un buen trabajo protegiendo a las poblaciones vulnerables, y que no las exploten.
Una investigación de la agencia Associated Press publicado la semana pasada encontró que fueron presentadas cerca de 2.000 denuncias de abuso sexual y explotación cometidos por las fuerzas de paz en los últimos 12 años. Trescientos de esas denuncias fueron hechas por niñas y niños.
Esta situación es sólo la punta del iceberg. La mayoría de las víctimas no denuncia el abuso sexual sufrido ni los embarazos resultantes por temor a las represalias o porque creen que no se tomará ninguna acción. Por desgracia, la investigación ha mostrado que las víctimas tienen razón en ambos aspectos.

Peor aún, algunas de las víctimas no denuncian esos actos de abuso porque son demasiado jóvenes como para entender lo que se les ha hecho. Ese fue el horror que los investigadores de la ONU descubrieron en 2014 en la República Centroafricana. Allí, los jóvenes del campamento de desplazados que se acercaban a los soldados franceses de las fuerzas de paz a pedir comida eran regularmente abusados.
Aunque finalmente los soldados franceses fueron vergonzosamente enviados por la ONU de regreso a Francia, el caso ilustra cómo la propia organización y el país miembro no protegieron a los niños.
En primer lugar, la ONU tomó demasiado tiempo para investigar y actuar sobre las denuncias de agresiones sexuales a los niños. En segundo lugar, un panel de jueces en Francia determinó no presentar cargos de acusación contra los soldados agresores.
Canadá tampoco es inocente. En los últimos años fueron documentados casos de abuso sexual cometidos por las fuerzas de paz canadienses en Haití. En un caso, un oficial fue suspendido por nueve días por sus acciones. En otros dos casos, los oficiales de policía de Quebec decidieron jubilarse antes de tener que enfrentarse a medidas disciplinarias.

¿Qué se puede hacer para detener estos abusos?, se pregunta el editorial del Toronto Star.
La ONU puede exigir una mejor formación de sus soldados a los países miembros que participarán en las misiones de paz, esto para asegurarse que esas tropas no se dedicarán a la explotación sexual de la población a la que deben proteger.
Otra medida es que los investigadores de la ONU en el terreno deben responder más rápidamente ante las denuncias de abuso sexual, deben enviar de regreso a esas fuerzas de paz y hacer un seguimiento con los países miembros involucrados para que los abusadores rindan cuentas ante la justicia.
Los países deben someter a la justicia a sus propios soldados que, en el marco de las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU, fueron acusados de cometer abusos y explotación sexual.
Otra recomendación del Toronto Star es que todos los países miembros de la ONU deben contribuir a un fondo especial para indemnizar a las víctimas de la explotación y el abuso sexual cometido por las fuerzas internacionales de paz. Sólo un puñado de países, incluyendo Noruega, Japón, India, Chipre y Bután, contribuyen a este fondo desde que fue creado en 2015. Vergonzosamente, dice el Toronto Star, Canadá no contribuye a este fondo.
En febrero de 2017, unos 91.846 soldados de las fuerzas de paz de la ONU se encontraban desplegados en 16 operaciones en todo el mundo. Los abusos sexuales, que son demasiado habituales en estas operaciones deben acabar ahora, dice finalmente el editorial del periódico canadiense Toronto Star.
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