Nos motiva mucho continuar cuando vemos la transformación que se opera en las comunidades a partir del momento en que tienen acceso al agua.
– André Franche, presidente de Alas de Esperanza

Las fuertes lluvias que se abatieron en Perú desde el mes de febrero causaron enormes daños y pérdidas de vida en diversas regiones del país. Un proyecto de Alas de Esperanza, a 180 km al norte de Lima, sufrió las consecuencias también. Pero las comunidades locales no bajan los brazos.
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André Franche es presidente de Alas de Esperanza, Les Ailes de l’Espérance, un organismo canadiense con sede en Montreal que trabaja junto a las comunidades en diferentes proyectos en Perú relacionados con el acceso al agua potable. Recientemente estuvo en el país donde fue testigo de inundaciones, deslizamientos de tierra y bloqueo de carreteras.
Las ciudades costeras como Huarmey resultaron completamente inundadas. Durante su corta estancia en el Amazonas, André cuenta que junto a Darinka y Luis Felipe tenían que abrirse paso entre el barro y el agua a través de largas distancias para poder llegar a algunos pueblos.

Hasta la fecha, las instalaciones de los proyectos de agua potable llevados a cabo por Alas de Esperanza permanecen intactos, excepto en la costa de Santo Domingo, Barranca, donde dos kilómetros de tubería han sido arrastrados por el torrente, lo que impide al acceso al agua potable.
Unini, otro de los proyectos, que será inaugurado en este 2017, permite llevar el agua a tres comunidades amazónicas peruanas: Diamante Azul, Cascada Unini y José Olaya.
El trabajo para llevar el agua potable hasta las zonas beneficiadas fue una verdadera proeza: abrirse camino en medio de la jungla tropical del Perú y transportar hasta la zona los materiales necesarios para las construcciones que debían realizarse.
Pero las lluvias torrenciales pusieron freno al ritmo del trabajo en Unini, dice André Franche, aunque el retraso no será significativo.

André Franche tiene 74 años y una lista de proyectos nuevos que comenzarán el 1 de julio. Todos los proyectos que inició hace 45 años con el organismo están funcionando, señala con orgullo.
Alas de Esperanza puede llevar a cabo sus proyectos gracias al aporte de un grupo de benefactores particulares y la colaboración de algunas fundaciones privadas y públicas.
André Franche explica cómo su organismo trabaja mano a mano con las comunidades locales.
Destaca que Alas de Esperanza no podría continuar sin la autogestión, la participación comunitaria, especialmente de las mujeres, en sus proyectos.
Explica también que lo motiva a seguir.
Esto y más en la conversación que mantuvo André Franche de Alas de Esperanza con Leonora Chapman, de Radio Canadá Internacional
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