Correr el Maratón de Boston es muy particular para todos los corredores y las corredoras en el mundo por varias razones. Dos por lo menos. Primero porque es el más antiguo y se viene corriendo desde 1897. Este año se celebró la edición 121, como de costumbre el tercer lunes del mes de abril.
Es particular también porque es una de las raras competencias, por no decir la única en el mundo, donde todas las personas que participan se tienen que clasificar con un tiempo bien preciso según la categoría de edad para poder inscribirse.
Yo por ejemplo, vengo intentando clasificarme después de 13 maratones. Y en la actualidad, para mi categoría de edad, que es ahora entre los 65 y los 69 años, tengo que clasificarme con un tiempo de 4:10:00. Lo intentaré en el Maratón de Ottawa el próximo 28 de mayo.

Pero esta 121 edición del Maratón de Boston fue muy especial para tres mujeres en particular. Edna Kiplagat de Kenya, Kathrine Switzer de Estados Unidos y Julie McGivery de Canadá. Este año, más de 30.000 personas estaban en la línea de salida, de las cuales casi la mitad, es decir 14.000, eran mujeres.
La keniana es una atleta profesional de 37 años y ganó el Maratón de Boston por primera vez este año con un tiempo de 2:21:53. Su hijo de 10 años y su hija de 8, la estaban esperando en la meta.
La canadiense es una maratonista aficionada de la ciudad de Moncton, provincia de Nueva Brunswick, en el este de Canadá, madre de una niña de 2 años que corrió y terminó el maratón de Boston encinta de 8 meses, en 6 horas 50 minutos. Casi el doble del tiempo que le permitió clasificarse, que era de 3:35 para su categoría de edad.
Correr el Maratón de Boston era un sueño para ella, como para todos los que corren este mítico maratón. Ella supo que había sido aceptada para correr en la 121 edición, el mismo día que supo que estaba encinta y lo que no pensaba que pudiera lograr era correrlo encinta de 8 meses. Los primeros sorprendidos fueron los aduaneros cuando entró a Estados Unidos, dice Julie en entrevista con la televisión inglesa de Radio Canadá.

Cuando estaba pasando la aduana y me preguntaron la razón de mi viaje, le dije voy a correr el Maratón de Boston. Ellos me miraron y me dijeron: no usted solo va de viaje. Y les dije: no es un chiste! Ellos me miraron nuevamente y me desearon buena suerte. La gente fue bien. Los mismos corredores me alentaban. Honestamente pienso que fue una carrera difícil. Es muy difícil correr durante casi 7 horas, cuando normalmente corro esa distancia en tres horas y media. Entonces el público me motivó mucho y no podía dar dos pasos sin que alguien me alentara y dijera: Ah no! Ella está encinta!.

Julie McGivery of Moncton, N.B., gestures after completing the Boston Marathon this week while eight months pregnant. THE CANADIAN PRESS/HO-Julie McGivery MANDATORY CREDIT
Julie dice que la gente la alentaba y le decía que estaba corriendo por 2 y que era su heroína. Ella no pensaba honestamente que podría incluso participar este año en el Maratón de Boston, pero se dijo que continuaría su entrenamiento normal y que si todo se presentaba bien, estaría en la línea de salida. En el momento en que recibió ambas noticias, Julie estaba corriendo 10 horas por semana y como es una fisioterapeuta y conoce el efecto del trote en el cuerpo, decidió después de haber conversado con su esposo que correría el maratón.
Ella dice que cuando estaba encinta de 20 semanas de su hija, corrió un medio Iron Man. Pero esta vez cuando iba en el kilómetro 33 se preguntó si estaba verdaderamente haciendo lo correcto y si terminaría ese maratón. Le dolían los pies y las rodillas, se sentía exhausta, se quería sentar, pero sabía que si sentaba en el suelo no se podría levantar. A esa altura había una carpa médica. Ella vio una silla vacía y se sentó para pensar.
Vi una silla y me senté. El personal médico comenzó a preguntarme cómo me sentía y si necesitaba cuidados médico. Yo les dije: No. Solo necesito pensar. Denme por favor un minuto para pensar. Deme un vaso de agua y déjeme pensar, porque tengo que hablar conmigo misma. Me pregunté si quería verdaderamente abandonar a solo 9 kilómetros antes de la meta. Y la respuesta fue No. Fue una gran conversación conmigo misma. Todo el cuerpo me dolía, pero me decía: No puedes abandonar ahora. No he hecho todo este esfuerzo por nada. Solo estoy sintiendo dolor y el dolor va a pasar.
Y decidió levantarse y seguir su carrera sin importarle el tiempo que tomara. Y fue así como llegó a la meta después de 6 horas y 50 minutos de esfuerzos casi sobrehumanos. Ella en efecto, estaba corriendo por dos y fue quizá el valor que le infundió su bebé en el vientre que le permitió no abandonar y llegar a la meta. De hecho, ella dice que se sintió muy bien cuando pasó la meta.
Fue increíble. Increíble. Fue increíble a la llegada. Es siempre un gran día cuando llegas a la meta. Cuando te dan la medalla y te toman las fotos. Y me sentía como que había merecido todo eso, dice Julie.
Julie McGivery no sabe todavía el sexo de su bebé, pero lo que sí sabe es que su segundo nombre será “Boston”. Tres meses antes, mientras la duda la asaltaba en cuanto a la decisión que estaba tomando, ella habló con su esposo y le preguntó: Si llego a la meta ¿te molestaría si el segundo nombre del bebé es Boston? Él lo pensó un poco y dijo: Bueno. Si llegas a la meta, creo que Boston no está mal y aceptó.

Y la tercera mujer para quien el lunes 17 de abril fue un día muy, pero muy especial, fue Kathrine Switzer. Su historia también es increíble. Ella fue la primera mujer en correr oficialmente el Maratón de Boston en 1967 y su número de corredora era el 261. En esa época estaba terminantemente prohibido para las mujeres participar en ese tipo de competencias. Ella tenía 20 años y pasó a la historia.
Esa vez, el organizador intentó sacarla de la carrera cuando se enteró que el número 261, registrada como K. Switzer, era una mujer, pero una “guardia pretoriana” formada por amigos que corrían con ella, la protegieron y pudo terminar su carrera. “Ninguna mujer ha corrido el Maratón de Boston”, le decía su entrenador a su lado
El lunes 17 de abril pasado, 50 años más tarde, Kathrine pasó la meta a los 72 años en un tiempo de 4:44:31. Este fue su maratón número 40 y su séptimo maratón de Boston.
Este año, también corrió con el número 261, y la organización del Maratón de Boston, para rendirle homenaje, decidió retirar ese número para siempre de la competencia. Ese lunes, Kathrine Switzer, Edna Kiplagat, Julie McGivery y 14.000 mil mujeres más fueron por primera y última vez el número 261.
CBC News/Internet
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