El presidente EE.UU. Donald Trump, tiene prisa para iniciar la renegociación del TLCAN pero sus socios comerciales pueden que no estén tan ansiosos.
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La verdadera razón por la que Trump quiere renegociar rápidamente el TLCAN

Donald Trump suena últimamente como si tuviera mucha prisa en comenzar a renegociar el TLCAN.  Y lo dice. Incluso, el equipo del presidente admite que la razón principal de la urgencia puede resumirse en cuatro palabras y que no tienen nada que ver con lácteos canadienses, energía o madera aserrada.

Esas cuatro son: Andrés Manuel López Obrador.

En un año, México estará profundamente implicado en campaña electoral. Y el actual líder en las encuestas es un fogoso nacionalista de izquierda cuyo sitio web del partido ha puesto al tope, como su principal tema, la historia de cómo presentó una queja de derechos humanos el mes pasado contra Trump.

Esto crea una cierta presión para que Trump logre pronto un tratado o se vea inmerso en un campo minado de opciones inhóspitas: negociar en los últimos días de las elecciones mexicanas, esperar para tratar con el próximo presidente, posiblemente López Obrador, o romper su promesa de revisar el TLCAN.

El veterano político mexicano y tres veces candidato presidencial, apodado AMLO, estuvo en Washington el mes pasado para presentar su queja ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre el trato de Trump a los migrantes y sus planes para un muro fronterizo.

Allí tildó de vergonzoso ver al actual gobierno mexicano postrado ante Trump.

«No queremos una relación de subordinación, no lo aceptaremos, México es un país libre e independiente, no una colonia, ni un protectorado», dijo en una conferencia de prensa en Washington.

«Nunca nos subordinaremos a ningún gobierno extranjero».

El ex candidato presidencial mexicano Andrés Manuel López Obrador saluda a partidarios después de hablar contra las políticas del presidente de EE.UU. Donald Trump en Nueva York, 13 de marzo © (Andrés Kudacki / AP)

El equipo de Trump ha dejado en claro que preferirían discutir el TLAN-NAFTA antes de que el candidato empiece a difundir ese mensaje, todos los días a las multitudes que lo aplauden, en medio de la campaña. La elección es el próximo mes de julio.

Después de eso, hay nuevos retos en el tiempo, en forma de elecciones de mitad de mandato en los Estados Unidos, junto con el período de cinco meses en México antes de que el nuevo gobierno asuma el cargo en diciembre.

De ahí la prisa.

Tanto Trump como sus funcionarios designados  para discutir el TLCAN han comenzado a pedirles a los legisladores estadounidenses que se muevan rápidamente. El Congreso aún tiene que confirmar a un negociador comercial;  también están en discusión los detalles del aviso legal requerido de 90 días antes de que las negociaciones comerciales comiencen.

El secretario de Comercio Wilbur Ross dijo que ha tenido media docena de reuniones con los comités del Congreso. Quiere que se muevan más rápido, al igual que el presidente, y Ross ha dejado claro por qué: México.

«Estoy ansioso por ponerlo en marcha, especialmente con México, porque México tendrá elecciones presidenciales el próximo año», dijo Ross en una entrevista con Bloomberg hace varias semanas.

«Cuanto más nos acercamos a esas elecciones, más difícil será para cualquier gobierno hacer un trato, espero que podamos hacerlo y muy pronto y puedo asegurar absolutamente a las partes involucradas que Estados Unidos no será una fuente de demora. »

Claramente, el actual gobierno mexicano entiende esa realidad. Al final de su mandato de seis años, el gobierno designó al ministro de Economía, Ildefonso Guajardo, como su principal negociador comercial.

Su estimación del tiempo para hacer esto: probablemente ocho meses.

Sus matemáticas funcionan de esta manera: el Congreso de los Estados Unidos aprueba el aviso de 90 días este mes, las conversaciones pueden comenzar a fines de julio y luego, en abril en el último momento, las negociaciones se concluyen con un nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

«Un horizonte de tiempo responsable sería presentar un paquete para su aprobación a más tardar en el primer trimestre de 2018», dijo Guajardo recientemente. «Habrá elecciones de mitad de mandato en los Estados Unidos, para el Congreso, y una elección presidencial en México. Lo peor que podemos hacer a los mercados es acumular la incertidumbre sobre la incertidumbre».

El Secretario estadounidense de Comercio Wilbur Ross dijo que espera que el proceso de renegociación del TLCAN comience a finales de 2017. © (Eric Thayer / Reuters)

El tic tac de este reloj se está escuchando en Ottawa.

Algunos en el gobierno especulan que esta podría ser la verdadera razón del repentino endurecimiento del lenguaje de Trump:  volvió a reciclar su vieja amenaza de campaña de desechar totalmente el TLCAN-NAFTA, y está criticando a Canadá, con el cual hace unas semanas parecía bastante feliz.

El arte de negociar

Un funcionario canadiense dice que es una táctica de negociación.

Aunque parece, Trump no está enojado con Canadá, dice el funcionario.  De repente, tiene prisa. Afirma que Trump quiere hacer que los canadienses también se sientan nerviosos y sientan presión por hacer un trato. Pero insiste con la actitud canadiense: «Tenemos tiempo y no nos asustamos».

El ministro de Finanzas de Canadá habría tenido una amplia oportunidad el viernes por la noche para discutir este calendario. Bill Morneau iba a asistir al partido de hockey del Toronto Maple Leafs en Washington con su homólogo mexicano.

El viernes, Morneau dijo que nunca había discutido, con nadie, el calendario mexicano con respecto al TLCAN, porque ese tipo de estrategia política no es su trabajo. Pero reconoció que podría ser de otra persona.

«Esa es una buena pregunta», dijo, cuando se le preguntó el viernes sobre la inminente elección mexicana. «Sospecho que hay gente en el área de comercio pensando en cuáles son los ciclos electorales y cuál es el momento de esas discusiones, óptimamente, desde nuestra perspectiva».

En cuanto a si Canadá debía recalibrar su estrategia, sobre la base del lenguaje más agresivo de Trump, respondió: «No, en absoluto».

The Canadian Press/CBC

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