El primero en utilizar el término de células madre fue el eminente investigador alemán Ernst Haeckel, quien las llamó “Stammzelle” en 1868, cuando se refería a un organismo primitivo unicelular, a partir del cual se derivarían el resto de los seres vivos, mucho más complejos y con múltiples células. Y fue solo a finales del siglo XIX, cuando el concepto de células madre comenzó a usarse de una forma, digamos, más rutinaria.
Pero habría que esperar unos 60 años para que se pudieran tener las primeras evidencias de la existencia de las células madre. Y esto fue gracias al trabajo de los canadienses James Till y Ernest McCulloch de la Universidad de Toronto en 1961. Estos dos científicos demostraron la presencia de “células madre hematopoyéticas” que vinieron a confirmar todas las hipótesis anteriores.
EscuchePara beneficio de todos recordemos que las células madre son las responsables de la creación de nuestro sistema sanguíneo, creando los glóbulos rojos, glóbulos blancos y las plaquetas, dando nacimiento al concepto de la célula madre primordial que dan nacimiento a su vez a todos los órganos.
Recordemos también que principios de la década de los 60 comienza a hacerse sentir una cierta efervescencia científica en Canadá. Y el hecho que alrededor de 20 universidades fueron creadas durante esa década, es la prueba. El Dr. Denis ç Claude Roy, especialista en células madre, Director científico del Centro de Investigación del Hospital Maisonneuve-Rosemont de Montreal y Director de la red canadiense de medicina regeneradora de terapia celular, explica cómo se produjo el descubrimiento de James Till y Ernest McCulloch.

Es divertido porque el descubrimiento de Till y McCulloch no era el objetivo buscado. Es interesante porque ellos estudiaban el cáncer y observaban el efecto de la radio terapia en los tumores y más específicamente su efecto sobre las células sanguíneas y cómo la radioterapia afecta la diferenciación de las células.
El Dr. Denis Claude Roy dice que los científicos administraron células de la médula de un ratón sano a una célula que había sido tratada con radioterapia. Y se dieron cuenta que a nivel visceral tenía pequeños nódulos, lo cual era anormal porque no habían observado eso en el pasado y decidieron cortar esos nódulos.
Al hacerlo se dieron cuenta que en su interior había células de la sangre y células que producen los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas. La pregunta que les vino a la mente es ¿cómo es posible que estas células se produzcan con nódulos? Y fue así como se dijeron que quizá esos nódulos nacen de una sola célula, que se divide y da nacimiento a otras células diferentes que tendrán diferentes funciones.
James Till y Ernest McCulloch siguieron estudiando más en profundidad el fenómeno observado y terminaron dándose cuenta que cada uno de los nódulos nacía de una sola célula y que esta célula tenía propiedades multipotentes o sea, la propiedad de una célula madre.
Las células madre multipotentes son células especializadas que tienen la capacidad de auto-renovarse durante largos períodos de tiempo y diferenciarse en células especializadas con funciones específicas.

Pero cuando los dos científicos canadienses hablaron de su descubrimiento en una revista científica casi desconocida, el término de célula madre como tal no existía. Dos años después, en 1963, publicaron en una gran revista, dice el Dr, Denis Claude Roy.
En 1963 publicaron en una gran revista científica. La revista Nature. Y demuestran de una forma indubitable que cada célula se origina de un clon, porque esas células fueron modificadas por la radioterapia. Hoy se puede determinar que cada una de esas células que dan nacimiento a glóbulos rojos, blancos y plaquetas se origina de la misma célula. Para nosotros en la actualidad, es una evidencia, pero en 1961 se necesitaba un sentido de la observación extremadamente educado.
Como decíamos anteriormente en esa época todavía no se hablaba claramente de células madre sino de “la naturaleza clonar de las células”. Aunque ellos comenzaban ya a hablar de células madre, pero necesitaban hacer más pruebas y pasaron todo el resto de sus vidas para demostrar la naturaleza de las células madre. Esta fue la primera vez que el mundo científico empezó a hablar de células madre. En Estados Unidos, en Seattle, comenzaron los primeros injertos de células madre a personas que sufrían de cáncer. En la década de los 70 la investigación continúa en otros lugares y el concepto de células madre vuelve a salir a flote. Y es en 1980 que los injertos de células madre comienzan practicarse con más éxito. Y el Hospital Maisonneuve-Rosemont, donde trabaja el Dr. Denis Claude Roy, juega un papel importante en el desarrollo de estos injertos.

En 1980 se hizo el primer injerto de células madre en Quebec en el Hospital Maisonneuve-Rosemont para tratar el cáncer de mama o enfermedades hereditarias. Y de hecho, la primera mujer que fue operada está con vida todavía.
Y no solo está con vida, sino que trabaja como enfermera en el mismo hospital. Desde entonces el estudio de las células madre ha avanzado a pasos agigantados y en la actualidad se habla no solo de las células madre de la sangre, sino de la piel y de todos los órganos. Se habla de utilizar las células madre para reparar el cerebro, en el caso de enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer, además injertos para reparar el corazón. En otras palabras, para regenerar el músculo cardíaco.
Las células madre son una puerta abierta a muchos tratamientos y hoy en día los injertos de células madre se han convertido casi en operaciones de rutina y solo en el Hospital Maisonneuve-Rosemont se hacen más de 200 por año para enfermedades que de otra forma no sería curables. Los injertos son ahora un tratamiento que está corrientemente aceptado. Todo esto gracias al trabajo y la investigación de los científicos canadienses James Till y Ernest McCulloch.
RCI/Yanick Villedieu/ Denis Claude Roy/Internet
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