El 9 de mayo de 1992 a las 05:18 de la madrugada, en los profundos socavones debajo de la pequeña ciudad de Plymouth, en la provincia marítima de Nueva Escocia, una repentina fuga de gas metano estalló en llamas. En cuestión de segundos, una enorme bola de fuego recorrió los pasajes de la mina, incendiando el polvo de carbón que estalló en una tremenda explosión.
Tras el fugaz resplandor gris azulado de la explosión, que iluminó el cielo antes del amanecer, viviendas que se hallaban a más de un kilómetro fueron sacudidas cuando la onda de choque retumbó a través de la tierra.
En aquel momento, unos 26 mineros se encontraban trabajando en los socavones, la mayoría de ellos en las últimas horas de un turno de cuatro días. Todos ellos perecieron en aquella explosión.
Más temprano este martes, en la localidad de Pictou, Nueva Escocia, se llevó a cabo una triste ceremonia religiosa recordando a aquellos mineros fallecidos en la explosión.
Una investigación pública determinó que esa explosión pudo haber sido evitada si se hubieran tomado medidas de precaución.
Otra de las conclusiones fue que tanto los administradores de la mina, así como los inspectores gubernamentales, fallaron en su deber de proteger a los trabajadores. Y aunque se presentaron cargos de acusación por negligencia criminal contra los responsables, al final del día nadie fue hallado culpable, nadie fue condenado por las autoridades de justicia.
Para recordar a su hermano Glenn, que murió en la explosión y cuyo cuerpo jamás fue encontrado, Allen Martin visita el monumento en mármol dedicado a los mineros fallecidos, ubicado en el Parque conmemorativo de Westray, en Nueva Glasgow, provincia de Nueva Escocia.

Como consecuencia de aquel desastre minero, fue aprobada la Ley Westray, que modifica el Código Criminal canadiense, estableciendo severas penas contra las violaciones de las normas de salud y seguridad en los lugares de trabajo.
El trabajo en las minas de carbón en Canadá ha sido siempre peligroso. Entre 1833 y 1950, que fue el año de mayor actividad minera en el condado de Pictou, unos 246 mineros murieron en explosiones similares de gas metano y polvo de carbón, muchos de ellos en la veta Foord, que hacía parte de las operaciones de la mina Westray.
Entre 1866 y 1972 unos 330 mineros murieron en accidentes: destrozados al caer en las máquinas, enterrados por derrumbes al interior de la mina, aplastados en las colisiones entre vagones de transporte de carbón.
En esta fecha, Allen Martin, el hermano de un minero muerto en Westray hace 25 años, tiene la esperanza de que esta conmemoración sirva para que los lugares de trabajo a los que acuden a diario los canadienses sean sitios seguros para ganarse la vida y no para perderla.
Una trayectoria previsible del desastre
La tragedia de Westray va mucho más allá de un simple accidente. Esta tragedia fue consecuencia de la avaricia de la empresa minera, la torpeza burocrática y la incompetencia del gobierno al más alto nivel. El título del informe en torno a las causas del desastre, resultado de una investigación que llevó cinco años y costó casi 5 millones de dólares, lo dice todo: “La historia Westray: una trayectoria previsible hacia el desastre”.
El informe preparado por el juez Richard se concentró en la minera Curragh Resources Inc., la empresa privada con sede en Toronto que explotaba y administraba la mina de carbón y los inspectores de seguridad del gobierno que ignoraron los abusos flagrantes. Entre ellos figuran:
– Diseño y mantenimiento inadecuados del sistema de ventilación que falló en mantener las cantidades de metano y polvo de carbón a niveles seguros.
– Disposición no autorizada de la mina, lo que obligaba a los mineros a trabajar en túneles de riesgo para extraer el carbón más rápidamente.
– Detectores de metano desconectados debido a las alarmas frecuentes.
– Procedimientos para evitar que el carbón se haga explosivo fueron hechos de manera esporádica, generalmente poco antes de las inspecciones.
– Una «asombrosa” falta de formación y entrenamiento de los mineros en métodos y técnicas de seguridad en la mina.
Desde el principio, el mandato de las operaciones en la mina Westray era claro: mantener la mina en funcionamiento, sacar el carbón, venderlo los más rápidamente posible.
EscucheMineros fallecidos en la explosión en la mina Westray, Nueva Escocia
John Thomas Bates, de 56 años
Larry Arthur Bell, 25
Bennie Joseph Benoit, 42
Wayne Michael Conway, 38
Ferris Todd Dewan, 35
Adonis J. Dollimont ,36
Robert Steven Doyle, 22
Remi Joseph Drolet , 38
Roy Edward Feltmate, 33
Charles Robert Fraser ,29
Myles Danial Gillis, 32
John Philip Halloran, 33
Randolph Brian House,27
Trevor Martian Jahn, 36
Laurence Elwyn James, 34
Eugene W. Johnson, 33
Stephen Paul Lilley, 40
Micheal Frederick MacKay ,38
Angus Joseph MacNeil, 39
Glenn David Martin, 35
Harry Alliston McCallum, 41
Eric Earl McIsaac, 38
George James Munroe, 38
Danny James Poplar, 39
Romeo Andrew Short, 35
Peter Francis Vickers, 38
Fuentes: E. McMillan/CBC/RCI
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