Un nuevo sismo sacude a la política brasileña, afectando de manera directa al presidente Michel Temer, que habría sido grabado dando su acuerdo en relación al pago de sobornos.
El mandatario conservador negó las acusaciones por medio de un comunicado, pero la noticia tuvo el efecto de una bomba en el seno de su administración, inmersa ya en una serie de escándalos que parece no tener fin.
Ante los nuevos hechos, numerosos partidos de oposición se lanzaron a reclamar la renuncia del actual mandatario, que llegó al poder tras un juicio político a su predecesora, Dilma Rousseff, con la promesa de limpiar al país de la corrupción.

Al mismo tiempo, decenas de cientos de personas se lanzaron a las calles para protestar en las ciudades más importantes del país, incluyendo a Brasilia, la capital política, donde la muchedumbre se congregó frente al palacio presidencial al grito de “afuera Temer”.
Los brasileños se muestran hastiados por la ola de escándalos por cohecho que sacuden al gobierno y que involucran a las principales empresas del país, incluida la petrolera Petrobras, al tiempo que deben hacer frente a una crisis económica, que tiene su principal expresión en una de las mayores recesiones económicas que haya afectado a la nación.
Según la prensa local, el presidente se encuentra directamente involucrado en otros casos de malversación.
El diario O’Globo entrevistó a un empresario que dijo haberse grabado mientras hablaba con el presidente sobre el pago de sobornos al ex titular de la Cámara de Diputados, Eduardo Cuña, para comprar su silencio.

Cuña, que en la actualidad se encuentra en prisión, fue uno de los principales impulsores de la remoción de Rousseff.
Según el diario, Temer aparece en una grabación diciendo al empresario que lleve a cabo los pagos de sobornos para asegurar el silencio de Cuña, acusado a su vez de corrupción.
El Partido de los Trabajadores y otras formaciones políticas pidieron la renuncia de Temer y el llamado inmediato a elecciones.
El descontento popular es alimentado por las medidas de austeridad adoptadas por el gobierno, entre las que se encuentra la reforma del sistema de jubilaciones, con el objetivo declarado de hacer frente a la grave crisis económica en Brasil.
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