El ex dictador panameño Manuel Noriega, un aliado estadounidense que fue expulsado de Panamá por una invasión estadounidense en 1989, murió el lunes a la edad de 83 años.
El presidente panameño Juan Carlos Varela escribió en su cuenta de Twitter que «la muerte de Manuel A. Noriega cierra un capítulo en nuestra historia».
Varela agregó: «Sus hijas y sus parientes merecen velarlo en paz».
Noriega gobernó con un puño de hierro, ordenando la muerte de sus opositores y manteniendo una relación confusa, estrecha y conflictiva con los Estados Unidos.
Relaciones de larga data del hombre fuerte de Panamá con espías
Noriega escaló dentro de las fuerzas militares panameñas hasta llegar a lo más alto, desde donde apoyó al general Omar Torrijos, fallecido en un misterioso accidente de avión en 1981. A partir de entonces, Noriega, como jefe de los servicios de seguridad e inteligencia, se convirtió en el hombre fuerte de Panamá, el sobrenombre con el que se le conoció.

Por aquella época, Panamá se había convertido en una pieza clave para Estados Unidos en el tablero político latinoamericano, con la consolidación de la Revolución Cubana y el surgimiento de guerrillas en Centroamérica y Sudamérica. Mientras suministraba todo tipo de apoyo a EE UU para la contrainsurgencia, Noriega sumía a Panamá en una crisis económica, política y social como no se había visto hasta entonces.
Aquellos que trataron de alzar la voz contra él fueron aniquilados, caso del opositor Hugo Spadafora, quien fue hallado decapitado en 1985.
La suerte del dictador panameño se terminó cuando Estados Unidos comprobó que Noriega no solo era su aliado, sino también del narco. Si la CIA aún lo veía con buenos ojos, la DEA, la agencia antidroga, se inclinaba por todo lo contrario.
En 1988, el general panameño fue acusado en un tribunal de Estados Unidos de tráfico de drogas. Un año después, en diciembre de 1989, tras unas fraudulentas elecciones y un intento fallido de golpe de Estado, el presidente George Bush dio la orden de comenzar el bombardeo contra Panamá, la conocida como Operación Causa Justa, para tratar de capturar a Noriega.
La invasión estadounidense
El Presidente de Estados Unidos George H.W. Bush ordenó la invasión en diciembre de 1989, y Noriega fue capturado y llevado a Miami. Durante la operación, 23 miembros del ejército estadounidense murieron y 320 resultaron heridos, y el Pentágono estimó que 200 civiles panameños y 314 soldados fueron asesinados.

Los fiscales acusaron a Noriega de ayudar al cártel de cocaína de Medellín, enviando «toneladas y toneladas de polvo blanco mortal» a los Estados Unidos.
La defensa citó documentos judiciales describiéndolo como el «hombre de la CIA en Panamá» y argumentó que la acusación «huele desde aquí hasta Washington».
Los jurados condenaron a Noriega en abril de 1992 con ocho de los 10 cargos. Bajo las instrucciones del juez, se les dijo que no consideraran la parte política del caso, incluyendo si los Estados Unidos tenían o no el derecho de invadir Panamá y traer a Noriega para ser enjuiciado.
Después de su caída, Noriega cumplió una sentencia de 17 años por drogas en Estados Unidos, luego fue enviado para enfrentar cargos en Francia. Pasó casi todos los últimos meses de sus últimos años en una prisión panameña por asesinato de opositores políticos durante su régimen de 1983-89.

Meses después de ser extraditado desde Francia en 2011, se desveló que Noriega padecía un tumor cerebral.
RCI/CBC/El País
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