La derrota del Sí en el primer referendo sobre la independencia de Quebec el 20 de mayo de 1980, se apoyó en parte sobre la promesa del entonces primer ministro de Canadá Pierre Elliott Trudeau -padre del actual primer ministro Justin Trudeau- de renovar el federalismo canadiense y de reactivar el proceso constitucional.
Durante la noche del 4 noviembre de 1981, que pasó a la historia como “la noche de los cuchillos largos”, las negociaciones sobre la repatriación de la Constitución terminaron en un callejón sin salida. Y la repatriación unilateral -sin el consentimiento de Quebec-de la Constitución en 1982 por el gobierno de Trudeau dejó a “la Bella provincia” con los crespos hechos.
En 1984, el primer ministro de Canadá en ese momento, el conservador Brian Mulroney, prometió traer nuevamente a Quebec al regazo canadiense. Tres años más tarde, los Primeros ministros, de Canadá y de las provincias, lograron llegar a un consenso a orillas del Lago Meech, cerca de Ottawa. Este acuerdo debía permitir a Quebec firmar la Constitución de 1982.
Más sin embargo, el Acuerdo del Lago Meech, representaba mucho más que solo el reconocimiento de Quebec como una sociedad distinta.
Para el primer ministro liberal de la provincia, Robert Bourassa, era suficiente, pero el independentista Partido Quebequense lo juzgó insuficiente. Las provincias negocian durante 3 años para ratificarlo, pero las cosas se complican a un punto tal que las provincias de Manitoba y Terranova, nunca lo firmaron. Se declaró oficialmente el fracaso del Acuerdo del Lago Meech el 22 de junio de 1990.
Esa noche, el primer ministro quebequense Robert Bourassa pronunció un discurso que gustó incluso a los soberanistas.
“El Canadá inglés debe comprender de una forma muy clara que, a pesar de lo que digamos o hagamos, Quebec es hoy y será para siempre, una sociedad distinta, libre y capaz de asegurar su propio destino y su desarrollo” Robert Bourassa.
El fracaso de Meech provocó una crisis en Ottawa, provocando la defección de Liberales y Conservadores que formaron el Bloque Quebequense, un nuevo partido federal, dirigido por un ministro dimisionario del Partido Conservador, el quebequense Lucien Bouchard.
Temible y gran tribuno, Lucien Bouchard, jugó un papel importante en la campaña quebequense contra el Acuerdo de Chalottetown, la nueva tentativa del primer ministro canadiense Brian Mulroney.
El acuerdo se sometió a un referendo pan canadiense el 26 de octubre de 1992, pero 6 de las 10 provincias y 55% de los canadienses lo rechazaron. Para Brian Mulroney, el rechazo del Charlottetown fue un segundo fracaso en el plano constitucional en pocos años.
En 1995, el nuevo primer ministro de Quebec, Jacques Parizeau organizó el segundo referendo por la independencia de Quebec. Lucien Bouchard -que sería elegido Primer ministro de Quebec tras la renuncia de Parizeau después del referendo- tomó el liderazgo de la campaña por el Sí.
El 30 de octubre de 1995, la Bella provincia quedó casi “perfectamente fracturada” en dos, en lo que ha sido el escrutinio más desgarrador de su historia contemporánea: 50.58% de la población votó No y 49.42% votó Sí.
Y 22 años después, Quebec sigue sin firmar la Constitución canadiense.
RCI/Radio Canadá/Internet
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