La 47 Asamblea general de la Organización de Estados Americanos (OEA), que se lleva a cabo en Cancún, México, se transformó este martes en un campo de batalla ideológica entre el gobierno socialista de Venezuela y un grupo encabezado por Estados Unidos, Canadá y otros 10 países latinoamericanos que critica el manejo de la crisis política y económica en la que está sumido el país petrolero.
Ante el fracaso en su intención de alcanzar la mayoría necesaria de votos para obtener una resolución de condena del gobierno de Nicolás Maduro, los gobiernos de Estados Unidos, Canadá, Argentina, México, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Paraguay y Perú optaron por publicar una carta señalando al Gobierno venezolano por supuestamente interrumpir la democracia en su país y pidiendo el cese de la violencia.
«Ante la interrupción del proceso democrático en la República Bolivariana de Venezuela consideramos que debe persistirse en una salida concertada», dijo la carta en la que pidieron la liberación de los presos políticos y un alto a las detenciones arbitrarias.
Por su parte, la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, rechazó las pretensiones injerencistas de algunos países de la región y declaró que Estados Unidos sólo quiere intervenir en su país para aprovecharse del petróleo.
En la carta, escrita tras el choque entre dos bloques de países con perspectivas diferentes sobre la situación en Venezuela al interior de la OEA, el grupo de países alineados con Estados Unidos pidió que se abra un canal humanitario para contribuir con alimentos y medicinas para paliar la emergencia que vive la nación sudamericana.
Además, los 12 países llamaron a Maduro a abandonar la convocatoria a una asamblea nacional constituyente para cambiar la carta magna, una iniciativa que para la oposición es una forma de perpetuarse en el poder.
Horas después la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, reaccionó airadamente contra varios de sus homólogos del grupo que firmaron la carta a quienes llamó «camada de perritos simpáticos del imperialismo» y los acusó de querer intervenir ilegalmente en Venezuela influenciados por Estados Unidos.
«Esa sumisión a los poderes imperiales, aunque no le guste a los representantes algunos de los que están, esa sumisión nunca la van a tener de Venezuela», dijo Rodríguez.
El representante de Washington, John Sullivan, dijo que el principio de no intervención no se podía invocar para justificar la inacción o evitar la responsabilidad sobre la situación, y que las palabras de Rodríguez se podían resumir en «distracciones, distorsiones e irrelevancias».
El país ha vivido más de dos meses de violentas manifestaciones protagonizadas por la oposición, con un saldo de al menos 75 personas, incluyendo miembros de los servicios de seguridad del gobierno.
Sullivan dijo que la OEA debía probar su relevancia haciendo algo por el pueblo venezolano, e insistió en su propuesta de crear lo que llama un «grupo de contacto» conformado por algunos países que “sin intervenir directamente” pueda facilitar una solución a los problemas del país.
La representante del gobierno de Venezuela, Delcy Rodríguez, insistió en que Venezuela no reconocerá ninguna resolución que emane de la asamblea de la OEA y anunció que Venezuela se retiraba del organismo, al que no volverá, pero seguía participando del evento que finalizará este miércoles.
«Ya nos vamos, ya nos fuimos de la organización. Venezuela no forma parte de esta organización», dijo.
«Sin embargo, hay un periodo de dos años de desprendimiento administrativo y nosotros consideramos que era muy importante, frente al peligroso proceso de intervención que está promoviendo Estados Unidos a través de esta organización, que Venezuela viniera aquí a levantar su voz», agregó.
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