«¿Por qué no hablar con los niños desde el jardín de infantes y realmente hacerlos conscientes de las diferencias, pero también aceptar esas diferencias como se ha hecho con otros temas como la homofobia, como lo que estamos haciendo hoy con la transfobia, o la educación sexual?»
– Monia Mazigh, autora y militante por los derechos humanos
El presupuesto 2016 del gobierno canadiense prometió la creación de una nueva oficina para ayudar a combatir la radicalización, con un fondo de 35 millones de dólares. A ese efecto, el gobierno federal ha lanzado la semana pasada un nuevo centro diseñado para prevenir la radicalización política o religiosa de los jóvenes canadienses «antes de las tragedias».
El Centro Canadiense de Participación Comunitaria y Prevención de la Violencia proporcionará liderazgo nacional, coordinación y apoyo a grupos comunitarios y trabajadores de primera línea en sus esfuerzos para evitar que los individuos se radicalicen a la violencia, dijo el lunes el ministro de Seguridad Pública, Ralph Goodale.
Sin embargo no había ningún detalle sobre cómo tomaría forma esta oficina o quién estaría a cargo. Este tema lo sigue de cerca Monia Mazigh, autora y militante por los derechos humanos. Ella dice estar muy preocupada por la manera en que Canadá enfrenta el problema de la radicalización.
Escuche
Debido a los recientes ataques en Manchester y Michigan y las subsiguientes investigaciones terroristas, hemos estado escuchando mucho en Canadá sobre si los perpetradores de estos ataques se radicalizan cada vez más y sobre cómo combatir una potencial radicalización.
Pero la autora y militante por los derechos humanos Monia Mazigh quiere que Canadá reconsidere no sólo cómo usar ese dinero. Ella dice que antes de crear esa oficina, el gobierno federal debería considerar su objetivo.
En entrevista con el periodista Jim Brown en el programa The 180 del radiodifusor público CBC, Mazigh dice temer que Canadá siga una estrategia similar a la del Reino Unido, que ha sido criticado por practicar el perfilaje racial y que, según ella, tiene el potencial de contribuir aún más a la radicalización, dado que solo se dirige a un solo grupo, los musulmanes.
Y ella agrega que, dado que Estadísticas Canadá reportó un incremento en los crímenes de odio contra los musulmanes en 2015, tal vez sería mejor educar a la gente sobre las diferencias culturales.
El número de delitos considerados odiosos por las autoridades canadienses ha aumentado un 5% en el país en 2015 dijo Estadísticas Canadá. Los perpetrados contra los musulmanes y los árabes se han incrementado significativamente.
Los incidentes motivados por el odio de una religión o un grupo religioso representaron el 35% de los crímenes de odio en 2015.
Los musulmanes han sido especialmente atacados durante este periodo, de acuerdo con datos recopilados por la agencia federal que revelan un aumento del 61% en los crímenes de odio en contra de esta comunidad.
En 2015 se identificaron 159 casos contra musulmanes en el país, contra 99 en 2014.
Esos números nos dicen la importancia de la educación, dice Monia Mazigh.
¿Por qué no hablar con los niños desde el jardín de infantes y realmente hacerlos conscientes de las diferencias, pero también aceptar esas diferencias como se ha hecho con otros temas como la homofobia, como lo que estamos haciendo hoy con la transfobia, o la educación sexual?
Hay que educar sobre las sensibilidades culturales, entender a los otros, la historia de otra gente, de la inmigración a Canadá. Todo esto es lo que hace hoy a Canadá. Esto no tendría que dividirnos como país.
¿Cómo puede la educación hacer sentir seguros a los canadienses?
Mazigh dice que hay que pensar críticamente sobre lo que significa seguridad.
«¿Queremos una ilusión de seguridad o queremos una seguridad real? Y si queremos una ilusión de seguridad o sentirnos seguros, esos centros van a ser la respuesta perfecta. La gente dirá “oh, nos sentimos seguros, protegidos”. Pero, será una seguridad a largo plazo? Lo dudo.
Pero la educación, tal vez tardará un poco más porque esos programas tendrán un impacto en cinco o diez años a partir de ahora, pero tendrá un impacto».
– Monia Mazigh
Ella recuerda los dos ataques en Canadá, uno en Ottawa y el otro en Quebec. Y señala que en ambos casos, se trató de ataques por hombres con problemas mentales.
El camino correcto
«Creo que lo que realmente hace falta es conversar. ¿Cuáles son las amenazas que están enfrentando Canadá, los canadienses? Y tenemos que saber cuántas. ¿Es esto realmente significativo, estadísticamente hablando? ¿Se requiere la creación de un programa? En caso afirmativo, ¿por qué debemos copiar otros programas que resultaron ser un fracaso?
Tenemos que dar esta discusión en tanto que sociedad y no saltar hacia una especie de iniciativa que nos hará sentir de alguna manera seguros pero no necesariamente a salvo.
Mazigh siente también que los medios de comunicación tienen que cambiar la forma en que hablan de terrorismo y radicalización. En las últimas décadas, la palabra terrorista fue, de manera exclusiva y con muy pocas excepciones, utilizada para referirse a la violencia musulmana cuando las otras formas de violencia, motivadas por la política o religión, son tratadas de manera diferente.
«Este hombre de Montreal que va a Michigan e intenta apuñalar a un policía, personalmente si alguien viene y sin mencionar la religión de este individuo me habla del incidente que sucedió, la primera impresión que tendría, es que algo andaba mal con esta persona.
A Mazigh le gustaría ver investigaciones que observen las causas subyacentes de por qué alguien comete violencia y que se destinen más recursos para apoyar la salud mental.
RCI/CBC/Estadísticas Canadá
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