El ex titular de la Confederación Brasileña de Fútbol, Ricardo Teixeira, calificó al informe de la FIFA referido a la ética como incompleto, al tiempo que sostuvo que se encuentra seguro en su país, a pesar de una acusación de Estados Unidos en su contra.
Teixeira, uno de los tres directivos de la CBF señalados por Washington como responsables por un escándalo de corrupción en la federación internacional de fútbol, rompió su silencio luego que la organización mundial dio a conocer un reporte sobre posibles violaciones a la ética.

El ex directivo negó las acusaciones de haber recibido lujosos presentes y afirmó que el documento presentado por el juez estadounidense Michael García está plagado de suposiciones.
“No lo he leído”, sostuvo Teixeira en referencia al informe y agregó que “no voy a leer un documento que no es concluyente. ¿Dice que me apropié de dinero aquí o allá?”. El ex hombre fuerte de una de las confederaciones más poderosas del fútbol a nivel mundial, sostuvo que el texto sólo habla de hechos posibles, sin verificación.
Al ser entrevistado por el periódico Folha de Sao Paulo, Teixeira negó haber recibido regalos a cambio de favores comerciales o deportivos.
El texto, de una extensión de 430 páginas fue terminado en 2014, pero se mantuvo en secreto hasta ahora, cuando la FIFA se apuró a difundirlo, luego que el mismo fuera filtrado a la publicación alemana Bild.
Entre las afirmaciones que contiene el escrito figura que el juez García no logró contactar en ningún momento al ex dirigente brasileño, a pesar de lo cual cuestionó su conducta como mimbro del Comité Ejecutivo de la FIFA durante 18 años.

Teixeira, que renunció a la presidencia de la CBF en 2012, vive actualmente en Río de Janeiro y raramente accede a conversar con la prensa. Hasta el momento no ha sido acusado de ningún crimen en Brasil y rechazó toda posibilidad de declararse culpable y colaborar con la justicia estadounidense, al contrario de lo que han hecho otros directivos.
“¿Hay un lugar más seguro que Brasil?”, se preguntó, para agregar que no entiende por qué debería escapar, ya que no está acusado de nada.
El hombre está sospechado de haber recibido sobornos en la década de 1990, por varios millones de dólares, de parte de una empresa suiza con intereses en el mundo deportivo.
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