Hace unos 35 o 40 años, cuando solía ir a la Finca Martínez en el Parque Tayrona, en la costa caribe, uno de mis lugares favoritos en Colombia, recuerdo haber visto al mismo Martínez, cazar y comerse las ardillas que merodeaban en su finca.
El viejo Martínez se preparaba a la brasa unas ardillas rojas, que se alimentaban única y exclusivamente de los numerosos cocos que abundaban en la finca. Nunca la probé, porque Martínez nunca me invitó. Me imagino que era porque las ardillas tienen poca carne que comer, pero como la curiosidad mata al gato, sí me acercaba cuando lo veía en esa actividad y el olor que salía de las brasas era delicioso. Era el de una carne con algo de grasa que olía a aceite de coco.
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Tengo que confesar que la boca se me hacía agua y me decía para mis adentros, que con un arroz con coco, como los que hacía mi mamá, esa ardilla debía ser todavía más deliciosa.
Traigo a colación ese recuerdo de juventud a orillas del Mar Caribe, porque esta semana un cazador presentó una petición a la Asamblea Nacional de Quebec para que se legalice la caza de las ardillas.
El cazador que presentó la petición dice que aquí en Quebec, la reglamentación actual permite la caza de pequeñas presas, tales como conejos, liebres, coyotes, lobos, marmotas, mapaches, zorros y muchas otras especies, pero no la ardilla. Se está refiriendo el cazador a las ardillas de los bosques y no a las de las ciudades, que a menudo son vectores de enfermedades. Jacques Dancosse, biólogo y veterinario en el Biodomo de Montreal, dice que no es la primera vez que alguien propone algo parecido.

Según Jacques Dancosse, la carne de ardilla no es más nutritiva que cualquier otra carne. Si la comparamos a la carne de vaca es quizá un poco menos grasosa, pero no es un alimento milagroso.
Y hay que tener cuidado con la especie de ardilla que se propone cazar, dice el biólogo y veterinario del Biodomo de Montreal, porque la marmota, que forma parte de la familia de las ardillas, se puede cazar, pero las otras especies no.
Él dice que la gente piensa que la ardilla es un animal prolífico, pero ese no es el caso. La ardilla gris puede tener 2 o 3 bebés 2 veces al año y la ardilla roja puede tener 4 o 5 bebés una vez al año. Además, comer estos roedores comporta cierto riesgo, dice Jacques Dancosse.

La leptospirosis, también conocida como enfermedad de Wiel y la tularemia o fiebre de los conejos, en ambos casos, provocan problemas para la salud humana y los síntomas son fiebre, dolores de cabeza y musculares, insuficiencia renal, hemorragias y afectación de las meninges.
Jacques Dancosse, recuerda que en el caso que se legalice la caza de este animal aquí en Quebec, hay que tener sobre todo mucho cuidado de no comerla cruda, porque está muy de moda comer el bistec tártaro, que como ya sabemos se prepara con carne cruda. Él agrega que se pueden producir también envenenamientos con plomo y mercurio.

La conclusión de Jacques Dancosse, biólogo y veterinario en el Biodomo de Montreal, es que es muy arriesgado consumir la carne de ardilla y que si la petición para cazarlas es aceptada, la caza tiene que ser muy, pero muy bien reglamentada. Al momento de escribir estas líneas, 427 personas habían firmado esta petición en el sitio Web de la Asamblea Nacional de Quebec. La fecha límite para firmarla es el 26 de septiembre.
Ahora que me entero de todo lo que nos puede eventualmente suceder si consumimos carne de ardilla, pensándolo bien, no sé de qué murió el viejo Martínez del Parque Tayrona, pero finalmente estoy contento que nunca me hubiera invitado a comerme un pedazo de sus ardillas asadas…Más bien me quedo, eso sí con el arroz con coco pero acompañado con una buena mojarra frita!
Jacques Dancosse fue entrevistado por Patrick Masbourian.
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