Este proyecto es realmente un verdadero proyecto de gestión comunitaria del agua, que son los únicos que duran en estas pequeñas poblaciones de la selva o de los Andes. Las comunidades han trabajado durísimo por lo que se sienten muy orgullosos de la tarea que han hecho.
– André Franche, director de Alas de Esperanza.
El domingo 16 de julio fue un día muy particular y muy emotivo para tres comunidades del río Unini, en Perú. Ellas celebraron la llegada oficial de agua potable a cada casa. Lograrlo no fue fácil. El secreto está dentro de las comunidades.
EscucheLa historia
En 2011 la municipalidad provincial de Atalaya hizo un proyecto de agua que colapsó pocos meses después por tratarse de un proyecto mal planificado. Los municipios mandan siempre contratistas que nadie controla y los resultados son desastrosos dice André Franche, director de Alas de Esperanza.
Y contó que aprovechó la oportunidad cuando se encontró con representantes de la municipalidad provincial para criticar su trabajo
“Les pregunte porqué seguían gastando tanto dinero en hacer proyectos de agua potable para estas pequeñas comunidades que no duran, que no sirven. Lo peor, les dije, lo que más me decepciona, es que ni siquiera se avergüenzan de eso”.
Implementación del proyecto
Las tres comunidades contactaron al organismo Alas de Esperanza que ya era conocido por haber apoyado otros proyectos similares en la zona.
Una vez terminada la planificación, el proyecto se desarrolló entre los meses de agosto 2016 a junio de este año.
Alas de Esperanza cuenta con un equipo técnico en Perú y la comunidad, que tiene que aportar la mano de obra. Se creó un comité del agua potable compuesto por mujeres en un 50%. Cada una de les tres comunidades contó con su propio comité.
El proyecto, entonces, se hizo directamente entre las tres comunidades y Alas de Esperanza Perú, sin la intervención gubernamental. Lo hicieron así porque luego del fracasado proyecto de la municipalidad de Atalaya, los responsables políticos nunca regresaron para reparar el proyecto mal hecho.
“Y como las municipalidades estaban muy disgustadas no vimos conveniente pedir apoyo al municipio en este caso.”
Manos a la obra
“Este proyecto es realmente un verdadero proyecto de gestión comunitaria del agua, que son los únicos que duran en estas pequeñas poblaciones de la selva o de los Andes. Las comunidades han trabajado durísimo por lo que se sienten muy orgullosos de la tarea que han hecho”.
André agrega que las comunidades conocen al dedillo todos los detalles de la obra. Durante los trabajos hubo una tempestad y en algunos lugares donde la tubería estaba suspendida arriba de los barrancos cayeron unos árboles derribando las tuberías. Inmediatamente los tres comités se organizaron y lo repararon. “Lo que demuestra la autonomía para mantener el servicio del agua potable”.
De hecho, el principal conductor de agua instalado por gravedad supera los 10 km de longitud, que va desde el inicio de la captura construida en una zona remota y de difícil acceso hasta llegar a los reservorios. Este proyecto por y para las comunidades Cascada Unini, Diamante Azul y José Olaya es un verdadero ejemplo de gestión comunitaria y sostenible del agua.
Para empezar, es un lugar difícil de acceso a través de la selva y la gente cargó el cemento, los hierros y la arena hasta el lugar donde se encontraba la fuente de agua. Luego se hizo la captación allí lo que permite que el agua baje por gravedad hacia las tres comunidades. Se construyó un reservorio para cada comunidad.
Costo del proyecto
120 mil dólares puso Alas de Esperanza. Se calcula que el aporte de la comunidad en términos de mano de obra fue de 60 mil dólares.
Mariposa
Marie-Paule Sarrazin fue a Perú como voluntaria en 1998. En 2000, integró Alas de Esperanza, hasta su muerte, en febrero 2016.
Apodada Mariposa por las comunidades, fue homenajeada por haber contribuido de manera importante a la financiación del proyecto. En la inauguración del proyecto, este 16 de julio pasado, las tres comunidades indígenas del rio Unini revelaron una placa recordando ese apoyo.
Desde el año 2000, Alas de Esperanza financia en su mayoría los proyectos relacionados con el acceso al agua potable en Perú. Instala sistemas confiables y permanentes en comunidades muy remotas y marginadas.
Las tareas son numerosas: la excavación de zanjas, limpieza de la tierra, la plantación de árboles cerca de las fuentes, equipos de transporte.
Un comité de gestión y sistema de agua de alimentación es elegido por el pueblo y debe estar integrado de al menos por 50% de mujeres, ya que son las mujeres las que se encargan de las necesidades de agua de la familia.
Esto y más en la entrevista con André Franche, director de Alas de Esperanza.
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