El oleoducto Keystone XL, que impulsa la firma TransCanada Corp, será sometido esta semana a una prueba crucial para su futuro, cuando los reguladores del estado de Nebraska, en Estados Unidos, se reúnan para escuchar los argumentos a favor y en contra de la iniciativa.
Antes de fin de año debe haber una decisión final sobre el trazado definitivo que deberá seguir el proyecto, que avanza con una importante demora, ante las marchas y contramarchas en las negociaciones entre Ottawa y Washington.
La red, que tendrá una extensión total de 1179 kilómetros, es considerada como esencial para las expectativas económicas del sector petrolero canadiense, que prevé el transporte del crudo producido por sus yacimientos de arenas bituminosas en la provincia de Alberta, para ser procesado por refinerías estadounidenses.

La iniciativa ha sido resistida por años por grupos ambientalistas, que denuncian los efectos que la explotación de las arenas bituminosas tendría sobre el medioambiente, además de advertir sobre los riesgos catastróficos que podría tener un derrame de ese producto.
Del otro lado se ubican los defensores del proyecto, al que señalan como esencial para lograr una baja del costo del petróleo, además de asegurar la creación de un número importante de puestos de trabajo, en un sector de la economía canadiense duramente golpeado en los últimos tiempos.
La iniciativa recibió un nuevo impulso este año, cuando la administración Trump le otorgó un permiso en marzo último, revirtiendo la política de su antecesor, Barack Obama, que había rechazado el oleoducto sobre la base de razones de preservación del medioambiente.

Se prevé que una vez puesto en marcha, el oleoducto podrá transportar el equivalente a 830.000 barriles diarios de crudo desde Alberta hasta una red similar ya existente, a través de la que se envían los suministros a refinerías estadounidenses, para luego comercializar el producto a partir de las instalaciones portuarias ubicadas en el Golfo de México.
Keyston XL podría ser una verdadera fortuna para Canadá, que ha enfrentado problemas para colocar sus reservas petrolíferas en el mercado. Sin embargo, la expectativa sobre el proyecto ha ido declinando luego que el mismo fue pospuesto en sucesivas ocasiones, al tiempo que Estados Unidos incrementó su producción, el precio internacional del petróleo llegó a niveles bajos históricos y Ottawa se orientó hacia otras iniciativas de oleoductos.
La comisión que analizará el tema esta semana en Nebraska no tomará en cuenta los argumentos ambientales en contra de Keyston XL, ya que la trayectoria afectada por el mismo cuenta con los permisos requeridos en la materia.
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