A raíz de las intenciones del presidente estadounidense Donald Trump, de negar el ingreso a su territorio a personas de un grupo de países musulmanes, a fines de enero de 2017, el primer ministro de Canadá Justin Trudeau publicó un mensaje en las redes sociales que decía: «A aquellos huyen de la persecución, el terror y la guerra, los canadienses le dará la bienvenida, sin importar su fe. La diversidad es nuestra fuerza”.
Siete meses más tarde, esas palabras se han encarnado con la llegada de cientos de haitianos provenientes de Estados Unidos a la frontera canadiense, solicitando asilo ante la amenaza de expulsión de parte del gobierno de Trump.
De acuerdo con el Sindicato de Aduanas e Inmigración, entre 450 y 700 personas cruzan la frontera diariamente, incluyendo el puesto de Saint-Bernard-de-Lacolle, en la provincia de Quebec.
En reacción a la masiva llegada de solicitantes de asilo, en su mayoría haitianos provenientes de Estados Unidos, varias organizaciones de la sociedad civil como Solidaridad sin Fronteras, el Comité de respuesta antirracista / antifascista, el Comité de acción de los haitianos sin estatus, con el apoyo del Colectivo de resistencia anti-racista de Montreal (CRAM), y la Red de resistencia a Trump y la extrema derecha, organizaron el domingo pasado una marcha de apoyo a los solicitantes de asilo que se encuentran albergados en el Estadio Olímpico de Montreal.

En conversación con Radio Canadá Internacional, Noé Arteaga, quien fue uno de los organizadores de esta manifestación de apoyo a los solicitantes de asilo, explicó que una de las razones de esa marcha fue contrarrestar en el espacio público la presencia y el discurso de grupúsculos xenófobos y supremacistas blancos como La Meute y Los soldados de Odín, organizaciones que son copia de los grupos de la ultraderecha antiinmigrante de Europa.
Unas 4.345 personas fueron interceptadas en lo que va del año ingresando a territorio canadiense, de acuerdo a los datos del gobierno federal. De esas personas que ingresaron sin documentos que lo autoricen, unas 3.350 lo hicieron por la provincia de Quebec.
Dada la gran afluencia de inmigrantes, hasta 300 personas están actualmente alojadas en la frontera, donde no existen los servicios adecuados para hacer frente a la situación. Por ejemplo, las instalaciones del gobierno pueden acomodar a los solicitantes de asilo por 24 horas y el lugar cuenta con sólo dos baños, según el Servicio canadiense de fronteras.
Por esta razón, unos cien soldados del ejército canadiense fueron desplegados en la frontera de Saint-Bernard-de-Lacolle, donde instalarán un centenar de tiendas de campaña para albergar a unas 500 personas solicitantes de asilo.
Una vez completada la instalación del campamento el jueves por la tarde, la mayoría de los soldados regresará a sus bases militares en Valcartier, Saint-Jean-sur-Richelieu y Montreal.
Sólo unos pocos permanecerán en el lugar para asegurar el mantenimiento de los equipos militares canadienses, dijo el portavoz del ejército, Dan Le Bouthillier.
Las fuerzas canadienses no asumirán ninguna función de seguridad, dijo su portavoz.

Originarios en su mayor parte de Haití, los solicitantes de asilo son las víctimas del terremoto que asoló su país en 2010. Temporalmente establecidos en Estados Unidos, ahora ellos temen que la administración de Trump cumpla con su amenaza de retirarles el estatus que les permite vivir y trabajar legalmente en suelo estadounidense. Por esta razón están llegando por centenares a Canadá.
En Montreal se encuentran actualmente más de 2.600 solicitantes de asilo. Están alojados principalmente en albergues temporales, incluyendo el Estadio Olímpico, donde viven y duermen unas 875 personas, según el gobierno de Quebec.
La presión es tal que la ciudad de Montreal se vio obligada a abrir el domingo otro centro de albergue, el edificio de la orden religiosa Hermanas de la Providencia, en el norte de la ciudad.
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