Durante tres años, Emad Mishko Tamo, un joven de 12 años, fue un prisionero del grupo armado Estado Islámico (EI) y separado de su madre, Nofa Zaghla. El muchacho recuperó parte de su familia la mañana del jueves en Winnipeg, Manitoba.
Nofa Zaghla, una refugiada yezidi llegó con sus hijos hace seis meses a Winnipeg como refugiados patrocinados por el gobierno canadiense que se había comprometido a reasentar a 1.200 refugiados Yazidi sobrevivientes del Estado Islámico en Irak y Siria para finales de año. Un portavoz ministerial dice que más de la mitad ya han llegado.
Los miembros de la familia fueron separados, pero Zaghla y cuatro de sus hijos más pequeños lograron escapar y pasaron casi un año en un campo de refugiados.
Zaghla no tenía ni idea de lo que le había pasado a su marido y a sus dos hijos mayores hasta el mes pasado, cuando las fotos de Emad comenzaron a surgir en Facebook. Fueron enviados por las fuerzas iraquíes, que lo rescataron después de una batalla en Mosul.
Grupos como la Asociación Yazidi de Manitoba y Liberación de los Niños Cristianos y Yazidi de Irak (CICY) comenzaron a abogar en nombre de la familia, enviando correos electrónicos, recaudando dinero e instando al gobierno federal a reunir a la madre y al hijo.
Poco después, funcionarios de inmigración dijeron que el caso de Emad estaba siendo acelerado.
«Podemos confirmar que somos conscientes de la situación y actuamos en consecuencia», dijo un portavoz del gobierno en un correo electrónico a CBC News. «Estamos agilizando el caso, como lo estamos con todos los casos Yazidi».
La recepción en el aeropuerto cargada de emoción
Alrededor de 80 personas de la comunidad yezidi en Winnipeg esperaban al niño esta mañana en el aeropuerto de la capital de Manitoba. La primera reunión entre él y su madre, sin embargo, se produjo en privado.
«Estoy feliz y agradezco a todos los que me ayudaron a encontrar a mi familia», dijo el niño, con la ayuda de un intérprete, en el hall del aeropuerto, en medio de gritos de alegría y aplausos.
Emad Mishko Tamo no tiene nada que ver con el niño con la cara de polvo, el pelo revuelto y la mirada ojerosa que apareció en fotos tomadas por el ejército iraquí. En su descenso del avión, el niño con el pelo rubio apareció sonriente pero cansado.
«Estoy muy feliz y doy gracias a Dios por permitirme encontrar mi hijo sano y salvo», dijo Nofa Zaghla, visiblemente aliviada.
Su salud, una prioridad
Los primeros días Emad Mishko Tamo en Canadá no obstante, serán cargados. El niño tendrá ahora que pasar exámenes médicos. «Su salud es la prioridad», dijo Boris Ntambwé, coordinador del organismo Accueil Francophone que acogió a la familia, y que es responsable de la misma.
«Antes de antes de trabajar en la integración, especialmente en las escuelas habrá una evaluación con especialistas en trauma, y una evaluación de su estado,» dijo.
La ONU saluda los esfuerzos del gobierno Trudeau
El representante canadiense del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados estuvo presente en Winnipeg el jueves por la mañana. Jean-Nicolas Beuze es bastante optimista sobre el futuro de Emad Mishko Tamo: «Los niños tienen una capacidad rápidamente de reinventarse a sí mismos en tanto que niños. Esto es muy sorprendente «, dice.
Muy pocos niños necesitan de un apoyo psicológico fuerte cuando se reúnen con sus padres y cuando pueden empezar una vida normal de niño.
-Jean-Nicolas Beuze, en representación del Alto Comisionado canadiense de la ONU para los Refugiados
El caso de Emad es un testimonio del trabajo de Canadá en el reasentamiento de refugiados, «ofreciendo un espacio, un espacio seguro para que las familias se reúnan», dijo Jean-Nicolas Beuze, quien llegó al aeropuerto para unirse a la bienvenida.
«Como agencia de refugiados de la ONU, estamos muy agradecidos con Canadá porque es muy importante mantener la unidad familiar, ya sea para esta familia Yazidi o para muchas otras familias alrededor del mundo», dijo Beuze.
Nadie sabe si el marido de Zaghla y su otro hijo están vivos.
Emad Mishko Tamo, por su parte, espera una cosa: andar en bicicleta comprada especialmente para él por la comunidad yezidi y jugar con otros niños de su edad.
RCI/CBC
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